Cuando el arte es suficiente
Sobre el género confesional y el corazón de una obra
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La columna de hoy es un análisis sobre el género confesional. Por qué nos gusta el chisme, por qué necesitamos escribir desde la identidad propia, qué criterio se perdió a la hora de juzgar el arte de celebridades hiperbólicas y por qué el culto al chisme artístico nos confunde a los artistas jóvenes. Dice algo como:
El género confesional es sanador cuando sana e iluminador cuando ilumina, y me animo a decir que solo logra realmente sanar e iluminar cuando es arte. (…) el chisme debería ser esa nota al pie, y siento que como consumidores culturales estamos convirtiéndolo cada vez más en el centro de la obra. (…) Veo chicas relatando la línea histórica de su relación fallida antes de lanzar su single inspirado en la ruptura, veo escritoras minando sus propias experiencias no en base a lo que realmente les nace decir sino alrededor de lo que creen que un público está ansioso de conocer, nos veo a todos corriendo detrás de formas innovadoras y picantes de desnudar nuestra historia para que alguien nos preste atención. Me parece preocupante por nuestra integridad pero sobre todo me parece triste porque siento que se está perdiendo la capacidad de conectar entre nosotros a través del arte y no a través de la intimidad.
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