Equipo newsletter es una sección de Todas Nuestras Palabras para escribir y conectar. Si querés sumarte a nuestro equipo y leer las publicaciones que ya salieron podés pasar por la pestaña especial de nuestro perfil. En la columna fijada podés dejar tu comentario para que sumemos tu publicación a nuestras recomendaciones.
Una vez por mes voy a contestar una pregunta de un suscriptor pago para ayudar a aquellos que están pensando en lanzar un newsletter, hacer crecer su plataforma, lanzar un espacio pago. Yo no trabajo necesariamente buscando la masividad, así que no podría explicarles cómo tener diez mil suscriptores, pero sí puedo compartirles mi experiencia generando una comunidad pequeña que hoy apoya económicamente mi escritura. Los suscriptores pagos tendrán también acceso al chat, donde podemos debatir, estar en contacto, juntarnos a escribir y darnos aliento en nuestras publicaciones. Si quieren conocer más sobre esta propuesta, pueden pasar por acá.
Hace ya algunos meses que uso los extractos gratuitos de la sección paga para dejarles algunas herramientas que considero interesantes para aquellos que quieran tener sus newsletters en Substack y hacerlos crecer. Hoy no es la excepción.
La semana pasada me tomé, por primera vez en dos años, un descanso real de Substack. No dejé una columna programada, tampoco escribí en un aeropuerto, aprovechando ese tiempo muerto y liminal para bajar cosas a tierra. Descansé leyendo, mirando videos de More Rial en LAM y comiendo pescado con mi papá. Apagué ese pedacito de cabeza que siempre me está diciendo que tengo que hacer asociaciones entre lo que me pasa y lo que tengo para decir. Fue perfecto, y me hizo muy bien.
Tomar un descanso de un newsletter pago no es una decisión fácil. Les traigo, entonces, algunas ideas que estuve recopilando para que ustedes las pongan en práctica cuando y si necesitan hacer esto.
Entender que tu calendario es también el de tu comunidad:
Esto lo aprendí dando clases. Cuando llegó diciembre de 2020, el primer año de tener talleres, seguí dando clases como siempre. En mi mente, tenía que proporcionar el servicio por el que estaba cobrando, que consistía en cuatro clases al mes. La realidad me demostró que esto no es una buena idea. En la época de navidad mucha gente quiere desconectar de todo. Algunos alumnos faltaron a las clases de las últimas semanas, otros fueron un poco a regañadientes. En los años que siguieron mis meses de diciembre terminaron entre el 15 y el 20. Los talleres tuvieron tres clases, ordenadas en diferentes días para hacerlas entrar en las primeras semanas, y una reunión general para todos los alumnos, en el marco de un brindis. Todos son felices de que el descanso esté validado, y nadie se siente culpable de “rendir un poquito menos”.
Recordar que el año tiene 52.14 semanas:
Cuando proponemos dar propuestas semanales, pensamos en que vamos entregar cuatro por mes. Ese cálculo nos daría 48, lo que significa que al final, durante el año, terminamos entregando cuatro ediciones más de lo que inicialmente pensamos que íbamos a entregar. Este cálculo me ayuda a pensar en permitirme un descanso por trimestre, o incluso un mes entero a fin de año, por ejemplo.
Esperar lo mejor de las personas que nos leen y animarnos a perder a las que no nos tienen compasión:
Hacer cualquier cosa creativa es muy difícil. Cualquier persona que se entregue a un espacio como este con vulnerabilidad merece una audiencia que entienda su calidad humana. Cualquier humano necesita descansar. Si una persona decide quejarse porque una vez cada tanto necesitás guardar tu energía, puede cancelar su suscripción. No necesitás a esas personas en tu vida. Aunque desde mi experiencia, esas personas no existen, y siempre que me tomé cualquier tipo de libertad con respeto y compromiso encontré apoyo de parte de mis comunidades. Espero que esta sea también tu suerte.
¿Qué ideas se te ocurren a vos?
A continuación, la pregunta anónima de junio:
Cómo escribir de temas personales respetando mi privacidad (y la de mis personas cercanas)? Me pasa que sea cual sea la temática que tenga ganas de explorar, en algún punto de mi escritura siempre menciono vivencias personales. No puedo no hacerlo ni quiero dejar de hacerlo, porque ahí es donde más me entiendo y donde siento que puedo ser más clara expresando lo que quiero expresar. Pero sí me limita a compartir lo que escribo porque siento que me estaría compartiendo en exceso, que estaría compartiendo partes de mí (y de otras personas) que no sé si quiero compartir. Siento ganas de tener un newsletter, de compartir lo que pienso, de generar conversaciones, pero siento que no sabría preservar mi privacidad. Y no sé si me gusta eso.