Cuando la mentira es la verdad
Estoy escribiendo esto desde un aeropuerto. Estoy escribiendo esto desde un aeropuerto y no puedo creerlo. No puedo creer que me estoy yendo por un rato de Londres, de Inglaterra, de todo lo que amo de esa ciudad y todo lo que necesitaría dejar atrás. No puedo creer que voy a ver a mi hermana de no-sangre, Danusa, después de casi casi dos años. No puedo creer que algo que en su momento pareció obvio, algo que muchísima gente hacía con asiduidad, hoy es el mayor lujo que una persona puede darse.
Hoy vamos a hablar de los puntos de vista. De como nada es real y todo es relativo, excepto la velocidad de la luz. Me parece un tema interesante porque resignifica muchísimas cosas y nos ayuda a afilar la brújula que apunta a nuestro destino.
Quise hablar de puntos de vista porque siento que hoy es lo que más afecta mi vida. Como me veo, como me ven los otros, como veo lo que hacen los otros. Soy una persona muy correcta, exacta, metódica. Quizás no lo parezca pero lo soy. Cuando me encuentro frente a la relatividad del tema de hoy, me ahogo un poco.
Me gusta estar escribiendo esto en un aeropuerto porque creo que refleja un punto clave sobre los puntos de vista: todos son más lindos en el aeropuerto. Lógicamente, todos somos más feos. Tenemos ojeras y estamos cansados y nos olvidamos de cómo se combina la ropa pero a la vez somos poquitos y sabemos que si sucediera un apocalipsis zombie y nosotros fuéramos los únicos que quedan en el mundo y nos correspondiera repoblar la tierra, es importante elegir quién sería el compañero ideal. O quizás es que el ser humano solo piensa en buscar afecto y por eso la mente te lleva a pensar que quizás ese chico con capucha podría ser un excelente novio potencial.
A lo largo de las secciones voy a hablarles un poco de cómo mantener nuestro centro a pesar de la pluralidad de visiones, cómo explotar los puntos de vista narrativos para generar un buen efecto en el lector y cómo cosechar personajes reales que piensen de manera real y tengan puntos de vista políticamente incorrectos, no manicurados para la audiencia. Bienvenidos.
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Nosotros
Me gusta pensar en los puntos de vista porque una vez que entendés que nada es seguro, medible y exacto, es mucho más fácil vivir. Sin dudas algo que siempre formó parte de mis valores absolutos en la vida fue el dinero. Entiendo que es irónico porque soy argentina y un peso fue un dólar y ahora es andá-a-saber-cuánto, pero el dinero siempre me dio una sensación de claridad. Un billete de cinco pesos es un billete de cinco pesos. Sabía que tenía uno en la mochila, sabía que tenía varios en la alcancía. Para mí, que vengo de una familia ahorradora, contar con mis pesos guardados en una billetera de batik en quinto grado significaba algo seguro: si me quería comprar el disco de Shakira, sólo necesitaba juntar cinco más. Ya hablé en detalle de mi relación con el dinero en el newsletter semanal en el que puedo ser honesta sin vergüenza pero voy a decir algo acá for the sake of clarity: el dinero y yo nos llevamos mal. Sé que hay gente que lo ve como un mal que ensucia las pasiones, sé que hay gente que cree profundamente en hacerlo fluir para generar abundancia. Sé que hay gente precavida y gente derrochadora. También sé que hay gente como yo que ve al dinero como un sinónimo del valor personal y que cuando es escaso —como lo fue en muchos momentos de mi vida, aunque quizás la estructura que me sostenía hacía que no se notara— el autoestima cae en picada como acciones de la bolsa.
No voy a profundizar en esto, porque no viene al caso, pero sí voy a dar mi apreciación sobre algo que descubrí este año que realmente está cambiando y sanando mi forma de entender el dinero y valorarme. A través de conversaciones honestas con amigues, familia, potenciales parejas que no resultaron y completos extraños, llegué a la conclusión de que nada en el mundo es tan relativo como el dinero y, en consecuencia, nuestro valor como seres humanos. Conozco personas que a mi edad están comprándose casas y personas que tienen que pagar los fideos de paquete con la tarjeta porque no tienen más plata en la cuenta. Conozco personas que necesitan muy poco para mantener estilos de vida que parecen ser abundantes y personas que necesitan cinco veces mi sueldo para alcanzar un nivel de vida que entienden como básico. Conozco personas que gastan todo el dinero que hacen en sus trabajos horribles en distracciones y personas que gracias a tener trabajos que llenan su alma pueden ser felices comprando una Coca Cola por semana. Y también conozco personas que tienen trabajos interesantes, apasionantes y desafiantes que pagan fortunas. Esto último es algo que a veces parece un sueño y otras veces olvidamos que existe. Y existe. Y hago una salvedad para decir que si seguimos romantizando las artes y dejando de cobrar por nuestro trabajo “porque igual me hace feliz” entonces nunca vamos a salir de este binarismo de ser felices y pobres o ricos y miserables.
Pero suficiente de hablar de dinero, porque no es el punto de esto. El punto es que nada es real, concreto, seguro. Excepto que estén viajando en yates los fines de semana o que tengan que dormir en una carpa porque no tiene casa, su situación económica no es algo definible en simples palabras. Seguramente nadie vea su status de la misma forma que ustedes y seguramente nadie vea su valor como lo ven ustedes. Y si esto pasa con el dinero, una de las cosas más medibles del mundo, imaginen lo que pasa con el resto. Imaginen lo que pasa con la popularidad, el cuerpo, la intelectualidad, el amor, el éxito profesional, el talento.
Quise hablar de puntos de vista porque creo que es importante. Porque si tienen entre 18 y 58 años (mi papá lee este newsletter así que puedo dar fe de que alguien del 62 es parte de mi audiencia) seguramente sienten, cada tanto o todo el tiempo, que no saben vivir. Cuando daba clases en el jardín de infantes hablaba con mi amiga Cecilia sobre lo maravilloso que era ver a los niños entender cómo funciona el mundo. Y ahora, que vivo una vida madura y adulta que soñé vivir siempre, entiendo que yo tampoco sé cómo funciona el mundo. Soy —y somos— igual que niños, con la diferencia de que a nosotros nos da vergüenza preguntar, porque creemos que todos los demás sí saben lo que están haciendo. Entonces vamos por la vida haciendo de cuenta que entendemos todo, como si el procedimiento de embarcar en un avión fuese algo que hacemos todos los días, y cuando nos dicen que no podemos llevar todas esas cremas en el avión (perdón por tener una rutina de skincare, señores de Ryanair), tenemos que hacerle un autopsia a nuestra valija adelante de todo el mundo y se nos cae un pote de protector solar y queda en evidencia que dejamos los tampones de lado porque usamos la copita menstrual. Cuando pasa todo eso nos sentimos unos idiotas por no haber sabido mejor. ¿Por qué? ¿Por qué tenemos esa terrible costumbre de exigirnos cosas que no podríamos saber jamás?
Creo que lo primordial de entender que todo tiene que ver con los puntos de vista es la liberación que trae consigo. Porque sí, seguramente todo lo que hacen en la vida tiene aunque sea un crítico. Incluso lo más mínimo y menos polémico que forma parte de su personalidad o sus costumbres (usar medias negras en lugar de elegir zoquetes de colores, como es mi caso) harán que alguien (mi amiga Danusa, que colecciona medias con dibujitos) piense que están viviendo la vida de forma equivocada. Y cuando la crítica y la duda es algo tan difícil de controlar, no queda mucho por hacer. La única solución es seguir por el camino por el que estamos yendo, cuestionar si auténticamente se alinea con nuestros valores y repetirnos siempre que todo lo que hacemos y somos es una cuestión de puntos de vista.
Aquí van mis recomendaciones:
Algo para leer: el libro que voy a recomendar hoy es uno que no terminé ni pienso terminar, por lo cual ustedes dirán que soy un poco hipócrita, pero les ruego escuchen mi explicación. La idea de leer es, obviamente, terminar el libro, sacarle todo el jugo. La realidad después se impone con más fuerza y hace que quizás algo nos agote, nos aburra o nos abrume. Con Sobre los huesos de los muertos, de Olga Tokarczuk me pasó un poco lo segundo. La historia no se hizo lo suficientemente interesante como para que yo quisiera seguir leyéndola, pero me parece imperioso leer aunque sea el primer capítulo de este libro si uno quiere ser escritor. La forma de tratar el punto de vista es impresionante, nos da uno de los mejores ejemplos de lo que en inglés se llama unreliable narrator. No les digo que lo terminen, pero sí les digo que lo estudien.
Algo para ver: les voy a dar una recomendación que deberían haber visto a esta altura, pero que sé que mucha gente dejó pasar en algún momento. El club de la pelea es, además de un libro de un escritor que me vuela el bocho, una película increíble si hablamos de plot twists basados en los puntos de vista. Si ya vieron esta película, aprovecharé para recomendar mi serie favorita del planeta, Mr Robot. No quiero dar muchas explicaciones de por qué la primera temporada es tan increíble en términos de puntos de vista, porque puedo llegar a spoilearles algo, pero háganse un favor y véanla.
Algo para escuchar: si les gustan los podcasts y les gusta Sex and the City, tienen que escuchar Sentimental in the City, una miniserie de Sentimental Garbage, el podcast de Caroline O'Donoghue. En estos seis episodios Caroline invita a su escritora amiga (y amiga de mi corazón) Dolly Alderton y desglosan SATC desde una visión divertida pero sobre todo narrativa. Escuchándolo me reí, asentí con la cabeza y aprendí una forma nueva de analizar a Carrie Bradshaw. La reivindicación de lo que una escritora que disfruta de ver series “de minita” necesita.
Algo para curar el alma escritora: El Consultorio de la Tía Angustias es un espacio mediante el cual contestaré un pedido de ayuda relacionado a la escritura y la creatividad por semana. Es completamente gratis y no van a recibir más de una notificación/mail por semana. Si quieren sumarse, pueden leer este post y elegir si suscribirse al newsletter o sumarse al server de Discord.
Algo para encontrar tu lugar: en Todo Nuestro, Todo Suyo creemos haber encontrado el mejor santuario de la tierra. Nuestros talleres nos encontraron no solo con historias, sino también con amigos. Como sabemos que la billetera ajusta y mucho, decidimos largar una beca para escritores en bancarrota. Si ustedes quieren ganarse un mes gratis en Terapia Creativa, sigan leyendo.
Para honrar los puntos de vista, la consigna de este mes es escribir un texto siguiendo la consigna milenaria de John Gardner “describir un granero desde la perspectiva de alguien a quien se le acaba de morir un hijo, sin mencionar ni la muerte, ni al hijo”. Tienen hasta el 20/09 para enviar su texto de hasta 1500 caracteres con espacios a todonuestro.todosuyo@gmail.com.
Todos los textos van a ser enviados a los alumnos de Terapia Creativa, quitando los nombres de los escritores para que la votación sea más justa y para que la vergüenza no sea un motivo para evitar su participación. El mejor texto va a ganarse su lugar gratis en el taller por un mes —no podemos esperar a conocerlos!
Algo para conocernos: si quieren leerme más seguido (una vez por semana, como era este newsletter cuando empezó) y de paso quieren acceder a clases gratis que daré en el futuro, suscríbanse al newsletter semanal en el que trato temas varios y exploro mis dramas con la libertad que la privacidad me permite. En la edición de hoy, en la que hablé de apurar los duelos creativos y románticos, escribí esto:
You’re gonna love again, so just try staying open. And when the time comes, you’ll fall. Lo dice Lorde y yo suscribo. Creo que todo es más soportable si sabemos que se va a terminar y creo que la angustia es un ancla que te destruye justamente porque no sabemos cuándo va a pasar. Pero va a pasar. Pasó para mí, que ya no cierro los ojos y pienso en la persona en la que no pude dejar de pensar por meses. Pasó para mí, que volví a escribir con alegría y propósito. Y ahora veo todo de otra forma y lo que antes parecía imposible me resulta fácil, lo que me daba vergüenza me causa gracia, lo que me parecía solemne ya no me importa.
Nada resiste la prueba del tiempo, desafortunadamente, por suerte.
Si quieren leer el post entero y recibir estas cositas una vez por semana, encuentran toda la info haciendo click acá.
Eso
Creo que el apartado Eso del día de la fecha será, a diferencia de lo que vieron en otras ediciones, útil. No es que diga que no sirve todo lo que siempre vengo a filosofar por acá, pero digamos que lo que vengo a decir hoy es algo que le podés pasar a esa persona que quiere que le ayuden a escribir mejor y no tiene ganas de fumarse lo que yo opino sobre la inmortalidad del cangrejo.
Los puntos de vista son uno de los temas teóricos de la ficción que más me apasionan. Me encanta el efecto hasta corporal que se genera en el lector cuando un escritor usa la segunda persona, me divierte mucho leer primeras personas en cuyo criterio no se puede confiar, admiro descubrir el talento del escritor cuando usa la tercera persona focalizada en un personaje. Elegir qué punto de vista vas a usar para contar tu historia puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso, pero no es una decisión que puedas extrapolar a todos tus escritos. Cada historia necesita un narrador diferente. Por eso, acá les dejo mis tips de qué conviene usar depende qué caso.
La primera persona
Ella es íntima, directa, impactante. Te hace meterte de lleno en la cabeza del personaje y sentís que estás viendo la historia desde el asiento del conductor. Te conviene usarla si estás empezando a escribir, porque es menos solemne que las otras y puede que el ejercicio de narrar sin juzgarte te salga más fácil. El desafío es mantener la voz a lo largo del texto y dejar que hable siempre el personaje, a pesar de que a veces opine cosas que van en contra de tu criterio. Se te va a complicar cuando quieras relatar una escena en la que el personaje no estuvo presente y quizás tengas que sobre-explicar algo para que queden claras las cosas. Si querés leer un buen ejemplo de este texto, te recomiendo leer En memoria de Paulina, de Adolfo Bioy Casares.
La segunda persona
Ella es la mujer con la que nunca vas a poder casarte, tu eterna amante a la que volvés una y otra vez pero tenés que dejar ir porque sabés que es mucho para vos. Interpela al lector, genera un sentimiento de colectividad, convierte instantáneamente un texto interesante en uno fascinante. Como con los amantes pasajeros que uno se hace de vacaciones (no niego ni afirmo tener algo de experiencia en este tema), el encanto está en saber que nada es para siempre y que no podés sostener esa relación en la eternidad. Si usás siempre la segunda persona, el efecto sorpresa se termina perdiendo, aunque nunca perdés la cercanía y el contacto. A lo que voy con esto es que, como pasa con los amores de verano, está en cada uno elegir el compromiso, pero yo recomiendo no ensuciar lo maravilloso convirtiéndolo en parte de una rutina. Si quieren leer un cuentazo en segunda persona, recomiendo Algo alrededor de tu cuello de Chimamanda Ngozi Adichie.
La tercera persona
Ella es la única novia que tuve, además de la Coca Cola. Si bien mis primeras experiencias en ficción fueron en primera persona y a veces vuelvo a ella como sucede siempre con los primeros amores, nada se compara con lo que me da la tercera persona. Si olvidamos el estilo viejito de hacerla omnipresente como un Dios que todo lo ve y elegimos en su lugar focalizarla en un personaje y usarla para jugar con lo que piensa él sin perder la libertad de poder agregar nuestro lenguaje, la tercera persona es un jugadorazo. Es ideal para contar historias que tienen muchos personajes y mostrar diferentes puntos de vista sin pedir permiso ni arruinar el truco. Un ejemplo admirable de algo que jamás lograremos escribir nosotros es Continuidad de los parques del gran Cortázar. Un ejemplo más actual y accesible de esta tercera persona bien lograda es Poeta chileno de Alejandro Zambra. Sin dudas mi amiga más fiel, la tercera persona nunca va a dejarlos mal parados.
¿Quieren convertirse en parte de esta familia de desconocidos que ahora comparten una vida? Pueden conocer las distintas opciones acá.
Ellos
Como siempre, acá vengo a hablar de lo más importante que tiene la ficción: los personajes. En este caso, los personajes y sus puntos de vista.
Creo que hay un riesgo muy grande, en la época de corrección política que vivimos, de caer en el error de escribir personajes perfectos que piensan todo lo que hay que pensar y, como decimos en internet, leyeron todos los threads. Entiendo que es difícil plantarse con valentía y escribir un personaje que tiene principios polémicos diferentes a los nuestros. Entiendo perfectamente que no tengan ganas de ponerse en la piel de esa persona, hablar con su voz y pensar sus pensamientos. Si les cuesta denunciar comportamientos a través de la ficción, no lo hagan. No hay nada de malo con escribir cuentos en los cuales los personajes son señoras adorables que rescatan gatos de la calle. Sin embargo, si lo que quieren es hablar de un tema o siquiera mencionarlo por encima, entonces me temo que van a tener que olvidarse de sus miedos de ser malinterpretados y van a tener que ir a la carga y pelearse con el mundo de gente que no comprende que un escritor no es un personaje.
Siempre digo que hay que escribir de lo que uno sabe y la realidad es que no hay mucho que yo sepa de estar en la cabeza de un violento y un abusador. Sin embargo, mientras trabajaba en el segundo borrador de mi novela el año pasado, descubrí que mi villano tenía que aparecer en una escena en un lugar protagónico y que no me quedaba otra que narrar lo que veía a través de sus ojos. De mis dedos salieron palabras horribles, formas muy cuestionables de pensar y actuar, pero las bajé al papel igual porque eso tenía que decir el personaje. Mi responsabilidad como escritora no es que ustedes me quieran, es contar una historia, y para eso tengo que asegurarme de que mis personajes aparezcan en carne viva, tal y como son. Y a mí me encantaría que no existieran los violentos y los abusadores pero la realidad es que existen y están en más lugares de los que creemos, y si en la ficción sólo mostramos versiones decoradas de ellos, entonces el horror nunca se va a ver como es y nunca se va a nombrar. Lo que no se nombra no desaparece, sólo se esconde y así crece.
Mi consejo es que siempre sean honestos y que no se preocupen tanto por lo que la gente va a pensar. No escriban para ser populares, escriban para contar una historia. Y la historia se cuenta con la verdad, y la verdad es que muchas personas son una mierda. Nómbrenlas y muestren su punto de vista tal cual es. Nómbrenlas para que podamos reconocerlas, nómbrenlas para que no nos sorprendan cuando aparecen en nuestras vidas. Nombren su mierda, para que quede expuesta y no crezca entre las sombras.
Este espacio funciona a base de amor por la propuesta, libros que leo para crecer todos los días un poco más y Coca Cola que me acompaña cuando tengo sueño. Si quieren ayudarme a solventar esos libritos y coquitas, pueden hacer acá desde el exterior o acá desde Argentina.
Elles
Bienvenidos a mi sección preferida, la de mis alumnes. Para arrancar la pelota, les dejo la historia de Sabina, que ganó la segunda edición de la beca para escritores en bancarrota. La consigna, cortesía de Ticket to Write, era escribir el cuento de un personaje que tiene la vida perfecta, hasta que algo cambia. Sabina ganó la competencia y fue apadrinada por Ailu Castelucci, Mar Urriol, Anita Zeta, Vicky Mac, Clari Vicentín, Sari Sammartino, Tami Berrocal y María Centeno.
El aniversario
Entré a la casa, riendo, y me apoyé contra la puerta de madera. Era mi aniversario esa noche y yo había llegado a tiempo para celebrarlo con mi novio. Estaba contenta, no podía evitarlo: la alegría bullía desde mi torrente sanguíneo y me emborrachaba suavemente. Pero de inmediato sentí un olor extraño. Pensé que era algo que se quemaba a lo lejos, pero no había ninguna hornalla prendida. Extrañada pero convencida observé como el sol se colaba por la ventana de la cocina. El calor se arremolinaba adentro de la casa y condensaba ese olor, lo multiplicaba, me entumecía.
Sacudí la cabeza, subí hasta mi habitación, y percibí los ruidos antes de comprenderlos, como cuando a uno se le resbala algo de las manos y no entiende que tiene que moverse para evitar que se estrelle contra el suelo: así escuché el ruido de la ducha, entendiendo sin entender. Me moví por inercia, sin pensar, sin ver. Cuando empujé la puerta del baño me invade el olor a quemado, que no es fuego en verdad, sino una mezcla de agua caliente, shampoo, y risas que me confirman cosas que yo no logro entender. Doy un paso hacia delante. Más allá, detrás de la cortina, el agua sigue corriendo. Es el plato que se cae de las manos, el teléfono que se resbala de los dedos: hay una milésima de segundo que existe entre el movimiento y el golpe, donde todo se ha caído pero nada se ha roto: en ese segundo Matías vive, desnudo junto a otro hombre, ambos mirándome horrorizados.
Es un segundo.
O una vida entera.
Felicitaciones, Sabina! Y bienvenida a nuestro mundo.
Ganadores del mundialito regional de Terapia Creativa
Todos los meses hacemos una competencia en los talleres de Terapia Creativa llamanda el Mundialito Regional, un oxímoron que nos copa bastante. Les chiques escriben, sus compañeres les votan y así tenemos a les ganadores. Pueden leer sus textos y los textos ganadores anteriores haciendo click acá y ver los videos completos en nuestro canal de YouTube. Con ustedes, el podio:
Competencia por equipos
En el mes más propenso a dejarnos pelados a todos, dos equipos del taller se impusieron frente a la adversidad y nos trajeron producciones divertidas, originales y representativas de sus diferentes personalidades.
El equipo ganador, conformado por Tami Postorivo, Mica Rial, Anita Zanelli y Lari Zanotti, nos regaló un vistazo en la vida de Nada Libana, una influencer que nos quiere convencer que con amor se puede lograr todo. No querría spoilear cómo sigue la historia, pero les diré simplemente que las chicas nos hacen entender que la cosa no suele ser tan simple.
El equipo que no se logró coronar por diferencia de tan solo un punto, conformado por Jimena Bosetti, Agustina Bruno Vignolo, Dreea Pérez y Gina Verona Muzzio, nos trajo un trabajo audiovisual donde sus capacidades para trabajar personajes saltan de la página. Además, nos enviaron un newsletter exclusivo en tiempo real, cerrando la presentación con un brochecito de oro.
Felicitaciones a ambos equipos por romperla, por divertirse en el proceso y por demostrar que Todo Nuestro es eso que existe cuando creamos en conjunto.
Categoría diálogo. Ganadora: Candelaria Gianfrancisco
Siendo a esta altura la decimoquinta vez que Cande gana un mundialito estoy pensando en descalificarla porque me arruina la credibilidad de la marca, pero no voy a hacerlo porque sé que es merecedora de todas y cada una de sus victorias. Cuando la conocí hace poco más de un año, era una chica con un estilo marcado del que parecía no querer/poder salirse. Hoy estoy segura de que Cande puede escribir lo que quiera cuando quiera y que nada va a meterse entre su crecimiento como escritora. Esta vez nos regaló En venta, un diálogo que explora el subtexto y las doble interpretaciones a la perfección. No esperaba menos de ella, que entiende cómo hacer hablar a los personajes. Felicitaciones, una vez más. Te quiero y te admiro.
Categoría forma. Ganadora: Nati Dubicki
Nuestra cordobeza favorita, la Nati Dubicki de nuestros corazones, se animó por primera vez a participar de esta competencia y ganó de forma casi unánime con su creación hecha sólo en formato audio. No me sorprende que ella, nuestra cantautora, supiera encontrar en los sonidos el impulso necesario para animarse a competir. Escuché Che, Jose más de una vez y en todas ellas me encontré gritándole a la computadora porque la historia me pareció tan real que no podía hacer menos que enojarme con el protagonista. Felicitaciones, queen. Más que merecida victoria.
Si se suman al taller de Terapia Creativa para escritores van a:
trabajar sus miedos en un ambiente seguro, mejorar sus técnicas de escritura, ser parte de proyectos en grupo, poder participar del mundialito regional de escritura entre compañeros para ganarse un lugar y mostrar sus trabajos en este newsletter.
Pueden sumarse al grupo de los martes a las 15:30, los jueves a las 8 am o los sábados a las 10 am. Encuentran más info acá y reservan su lugar escribie´ndonos a todonuestro.todosuyo@gmail.com.
Vos
Esta es una sección creada especialmente para vos. ¿Para vos? Sí, para vos, que querés convertirte en un autor publicado y no sabés cómo hacerlo.
Hacía rato que queríamos que este espacio sirviera más que para sólo producir, y fue por eso nos unimos a Belu, ex alumna del taller y ex editora de estilo con muchísima experiencia en el rubro. La pregunta de este mes es:
¿Qué buscan las editoriales?
Para esta respuesta me voy a poner full modo del lado de lxs artistxs y decir: ni se lo pregunten. A la hora de escribir, piensen solamente en qué les gusta a ustedes, en hacer algo que se sienta propio y que sea lo mejor que creen que pueden hacer. Me arriesgo a decir que Juani les diría lo mismo en los talleres ❤.
“Lo que buscan las editoriales” es muy variable. En el mejor de los casos, una editorial busca sumar a su catálogo títulos de calidad, que les gusten y les parezcan valiosos para su proyecto. Pero, en la mayoría de los casos, lo que buscan es vender. (Si esos dos factores de dan juntos en un mismo libro, MAGIA, milagro, maravilla).
Una vez fui a la presentación de un libro de Ariana Harwicz, escritora argentina radicada en Francia hace mucho. Ella comentaba cómo, hace algunos años, muchas editoriales rechazaban historias que tratasen temas de abuso hacia mujeres –en sus diversas formas– por considerarlas “demasiado oscuras” o muy “pesadas” para el público. A partir de 2017-2018, pos #MeToo y #NiUnaMenos, las mismas editoriales salieron corriendo a buscar esos manuscritos cajoneados para hacerse con su cuota de tema del momento en sus catálogos. Así como, ahora, se rechazan muchos textos –que tal vez antes no hubiesen generado ningún revuelo– por considerárselos “políticamente incorrectos”.
Esta anécdota viene a cuento de que no podemos saber exactamente qué busca una editorial, porque eso depende de varios factores, muchos de ellos contextuales sobre los que no tenemos injerencia. Tampoco está bueno, me parece, escribir sobre un tema porque está en boga y creemos que así tenemos más chances de que interese: si lo hicimos solo para eso y no porque lo sintamos, se va a notar (creo), y no sé si los resultados serán los mejores. Me arriesgo de nuevo a decir que Juani estaría de acuerdo conmigo en eso.
En fin: sean libres, sigan lo que lxs llama para escribir, y lo otro se dará con gente afín. La hay por ahí dando vueltas ❤.
Besos!!
Belu
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¿Te gustaría participar de nuestros talleres y aprender escribir historias pero no te coinciden los horarios?
Sumate a La Factoría de Historias. Un curso express que te va a volar la cabeza. Más info por acá.
El taller que va a hacer que sus días florezcan Los invitamos a conocer El Semillero: cuatro encuentros grabados para hacer a tu tiempo en la comodidad de tu hogar. Podés ver ejemplos de qué cosas enseñamos en el taller en estas historias destacadas. Si decidís sumarte, toda la info para anotarte está acá.
Ustedes y yo
Y una vez más llegamos al final de este espacio. Ahora estoy escribiendo estas palabras en el aeropuerto de la vuelta, tomando un cafecito, mucho más tranquila que a la ida. Es muy difícil viajar en tiempos de COVID, todo el tiempo siento que estoy haciendo algo mal y que me olvido algo. (Terminé de escribir esta oración y me toqué los bolsillos para saber si tenía el pasaporte a pesar de haber chequeado mil veces.)
Durante mis vacaciones pensé mucho en todo esto que fui escribiendo para ustedes y en qué son los puntos de vista para mí. Creo que este viaje fue el primer viaje de mi vida en el cual no sentí en ningún momento insatisfacción. Me fui a Barcelona buscando como único objetivo estar con mi amiga/hermana Danu. También quería sentirme genuinamente lejos de Londres. Quería saber que no estaba ahí, que no podían encontrarme si me buscaban. Porque la realidad es que, como nos ha pasado alguna vez a todos, estoy en ese proceso largo y tedioso de esperar que el corazón escuche a la cabeza y deje de esperar que me quiera alguien que no tiene ganas de quererme. Saber que estaba lejos de él y que no tenía que pelear contra la esperanza de cruzarlo me parecía el descanso más merecido. Por eso, hubiese sido feliz con unas vacaciones tranquilas en soledad, casi solemnes si así el universo lo hubiese querido. El universo no quiso y yo fui feliz con mucho más. Me empapé del sentimiento de estar en casa mirando edificios altos con balcones y escuchando palabras argentinas con naturalidad, bailé por las calles del Born, lloré con un libro de Pizarnik que encontré en una librería de segunda mano, me reencontré con amigos de la adolescencia y me encontré con un amor adulto del verano que me dejó con el corazón entero y la vara de interesarse por alguien aún más alta de lo que estaba. Por primera vez en mi vida, me siento triste de irme a mi casa. Y sé que es porque todas las otras veces me fui quedándome, como dice Alejandra, y esta vez viví en Barcelona sin pensar en lo que me esperaba al regresar. Y sé que apenas llegue y vea a mis amigos y riegue mis plantas voy a volver a ser feliz en Londres, pero también sé que me encontré con un nuevo punto de vista con respecto a viajar que es abrazar la fantasía. Siempre viaje para contarlo y me fui para que me extrañen, esta vez viajé para vivir y ahora vuelvo sabiendo que soy yo la que va a extrañar una vida que por un momento pareció real y fue fantástica.
A lo que voy con todo esto es que descubrí que no existe una verdad absoluta. Sé que muchas personas terminan odiando Barcelona y sé que quizás si yo me mudara allá tendría mis reparos, pero mis ojos fueron buscando paz y se encontraron con magia y por eso esa ciudad para mí es maravillosa. Y creo que también quiero decir que, si de perspectivas hablamos, descubrí que es mucho más fácil sentirse satisfecha cuando una no pide nada y está dispuesta a decir que sí a casi todo.
Sé que voy a volver a una Londres que para un turista puede ser lo que Barcelona fue para mí, pero en su lugar yo voy a encontrar una rutina, un hogar, fantasmas que debo enfrentar y una vida que a veces me da miedo vivir. Sé que me gusta decir la frase “volver a Londres” porque significa que es mi casa, que es ahí donde puedo caerme para descansar. Y sé que voy a hacer el esfuerzo por verla con otros ojos, por pensarla como una ciudad distinta a la que fue en todos estos mil meses de encierro que pasé en ella. Sé que quiero volver a ver Regent St como mi calle favorita y no aquella en la que caminé de la mano del amor que no fue, sé que quiero verla como una expansión de mis posibilidades y no como el recordatorio de que a veces el mundo se da vuelta. Sé que ella merece que la mire con otros ojos, porque ella me dio todo sin pedirme nada más que paciencia con su clima temperamental. Y sé que voy a hacerlo, por nosotras.
Gracias, como siempre, por leer y acompañar. Recuerden que si quieren leerme más seguido pueden acceder al newsletter semanal. Y recuerden que todo es relativo menos la velocidad de la luz y todo puede tener un color diferente si así lo quieren ustedes.
Hasta la próxima, queridos amigos.
Juani