Foto: Lara Zanotti
Y, es todo un tema
Hola, ¿cómo están? Yo acá me reporto desde la lluviosa Inglaterra. Deberíamos estar en pleno verano, aprovechando al máximo esa época de alegría que nos prometieron que iba a llegar después de tanta angustia. Terminó durando unos diez días y ya volvió a abandonarnos y ahora veo el árbol que tengo frente a mi ventana mecerse a la merced del viento que no lo perdona. No importa, sé que los días lindos volverán dentro de muy poco y puedo esperarlos. Además, las angustias siempre son más fáciles de asimilar cuando el clima nos tira para abajo. Ser infeliz con veinte grados y un sol brillante, esa es la verdadera angustia.
Hoy vamos a hablar del drama, en la vida y la literatura. Veamos qué hay del otro lado del gris.
Me acuerdo de una frase que me decían mucho cuando era más grande que una niña y más chica que una completa adolescente. Frente a peleas típicas de la edad, yo lloraba y sentía cosas muy profundas. Tengo el recuerdo vívido de sentir que mis amigas de la escuela no me querían en lo absoluto porque les había tocado hacer un trabajo en grupo y yo había quedado afuera. Su respuesta a mis llantos era “no te hagas la película”. Si hay algo que falla en la infancia es la comunicación. Los sentimientos son complejos y no sabemos expresarlos. Yo no sabía decirles que realmente estaba angustiada y ellas no sabían hacerme entender que me querían aunque no pudieran juntarse conmigo a hacer el afiche sobre los ciclos del agua. Mi reacción siempre era acusarlas y tirarles la culpa de algo que no dependía de ellas y la suya defenderse, invalidando mis sentimientos. Hablo de esto porque, a pesar de lo que nos gustaría pensar, el mecanismo se repite en la adultez. No sabemos explicar lo que nos pasa ni sabemos escuchar al otro. Así los dramas se perpetúan, las películas que nos hacemos en nuestra mente crecen, la vida toma un tono gris. Y frente a lo difícil que es encontrarle la vuelta nos miramos un ratito a los ojos y decimos “y sí, es todo un tema”.
La escritura existe para desenredar los embrollos, darle luz a la oscuridad, calmar las aguas. Ojalá mi escritura sirva, en este caso, para que deje de llovernos adentro del alma.
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Nosotros
Stop Making This Hurt - Bleachers
Todos vimos Inside Out pero parece que no aprendimos nada. Seguimos queriendo esquivar la tristeza y el drama como si fueran algo prescindible. Ojo, no estoy diciendo que haya que romantizar la pena. Estoy en un momento personal muy vulnerable después de haber visto cómo se arruinan vidas enteras por la depresión. Créanme, no digo que sufrir sea lindo. Lo que digo es que no hay forma de evitarlo y que una existencia sin altibajos no tiene historia.
Hace poco salió el especial de Friends que por supuesto vi como toda millennial de bien. En la entrevista hicieron la inevitable pregunta que todos vienen haciendo desde hace quince años: ¿filmarán nuevos episodios? Gracias a Cristo, la respuesta fue negativa. Lisa Kudrow dice, y yo no puedo dejar de estar de acuerdo con ella, que la única forma de escribir material nuevo sobre estos seis personajes es destrozando sus finales felices, demostrándole al público que al final la vida no es color de rosa, generando conflictos que hagan que un capítulo valga la pena y resolviéndolo después para dejarnos en el mismo lugar en el que ya estábamos. La cuestión es clara: no hay historias sin drama y a veces, cuando por fin conseguimos un final feliz, preferimos que no haya historias.
Si vemos la vida de forma narrativa —y realmente confieso que no concibo otra forma de ver la vida que no sea esta— vamos a entender que si no hay problemas entonces no está pasando nada. No digo problemas irresolvibles, tragedias y fatalidades. Hablo de que si todo anda perfecto, si ni siquiera tenés una gotera en tu casa, entonces no hay historia. No soy psicóloga y no tengo derecho a explorar por qué esto sucede, pero puedo asegurar que el hombre se busca algunos problemas. Mi amiga María y yo hablamos todos los días de absolutamente todo, porque evidentemente necesito contarle a alguien que me compré jabón para la ropa y la elegí a ella como receptora. A veces tenemos conversaciones interesantes y entre ellas salió algo que me parece digno de ser expuesto. Hablamos de que, cuando somos felices, sentimos culpa y nos intentamos convencer de que no nos sale todo bien. Podríamos empezar entendiendo con objetividad nuestro panorama, diciendo cosas como “mi vida tampoco es perfecta, ayer llovió mucho”, pero no. Como no sabemos regular, nos vamos al otro extremo y terminamos cayendo en un espiral de pensamientos trágicos que nos hacen pensar que al final el mundo va a explotar y va a ser por algo que nosotras hicimos. Sé que no somos las únicas que piensan así y me animo a intuir que es un mecanismo bastante universal. Acostumbrados como estamos a la literatura y el cine, sabemos que siempre hay finales felices, pero que antes de llegar a ellos tenemos que pasar por terrenos escabrosos. La realidad es que somos seres complejos con necesidades múltiples por lo cual es prácticamente imposible tener una existencia perfecta por más de siete días, y eso sólo se da si estamos de vacaciones. Podría decirse entonces —digo mientras me acomodo el guardapolvo de científica— que estamos más acostumbrados a sufrir que a ser felices. Si llegamos a encontrar ese nirvana, es imposible que no notemos que el prójimo no llegó al mismo lugar que nosotros. Cualquier ser empático sentiría entonces culpa por encontrarse en un lugar al que otros no pueden acceder.
En resumen, llegando al final de esta monografía para el Conicet, opino que las personas buscamos naturalmente el drama, el conflicto, el sufrimiento. Me aventuro incluso a determinar algunas razones:
La narrativa nos predispuso a buscar problemas a resolver.
Nos sentimos mal cuando pensamos que tenemos un rato de plenitud que le falta a otros, muchas veces a otros que queremos mucho.
Le tenemos miedo a lo desconocido y no hay nada más desconocido que una vida sin problemas.
Sabemos que si algo no está bien, es porque todavía no es el final. Como somos básicos pensamos que entonces cuando las cosas van bien es porque indefectiblemente se acerca nuestro fin (estoy segura de que no soy la única que piensa que se va a morir cuando se siente inspirada, amada y contenida). Y no queremos que llegue el final, porque la vida puede no ser perfecta pero es lindo vivirla, entonces arruinamos algunas cosas para ganar más tiempo en la tierra, para que nos obliguen a quedarnos después de hora así ordenamos el desorden, para aferrarnos a una existencia que, al igual que la felicidad y la tristeza, es completamente efímera.
Habiendo llegado así al final de este descargo les agradezco por leer y les sugiero que usen toda esa sabiduría que acaban de incorporar para absolutamente nada. No creo que haya situación más inevitable que la danza eterna que tenemos entre la alegría y la angustia. La música cambia sin que lo sepamos y nosotros sólo podemos bailar. Así que bailen. Bailen que para algo vinimos al mundo.
Aquí van mis recomendaciones:
Algo para leer: The Year of Magical Thinking es la autobiografía de Joan Didion, enmarcada en el año en el que perdió a su marido y su hija se encontró internada por complicaciones médicas. No sé si volvería a leerlo, un poco porque había muchos términos médicos, mayormente porque el dolor traspasa la hoja y llega a tocarte. Siempre digo que, si de muerte se trata, no hay nada que decir. Joan logró lo imposible y escribió todo un libro sobre el tema. No es fácil meterte en su alma, pero creo que sí es necesario.
Algo para ver: Inside de Bo Burnham. Seguramente no necesitan mi recomendación a esta altura porque es de lo único que habla la internet como conjunto hace días, pero no quería dejar de aportar mi granito de arena para que se animen a ver esta forma hilarante de mostrar la depresión que, yo por lo menos, no vi expresado en otro lado.
Algo para ver (bis): Tamara Postorivo es abogada, escribe, baila, cumple los años en temporada Escorpio y tiene cáncer. Lo digo así porque ella lo dice así y porque a las cosas hay que nombrarlas. Cuando le dieron su diagnóstico en 2020, empezó a escribir sobre su proceso en redes. Ella dejó que la escritura la sanara y yo entendí que quería tener una charla con ella. Si quieren saber qué piensa Tami sobre usar la escritura como una forma de hacer terapia, pueden ver este vivo de Instagram.
Algo para escuchar: Nadar de noche es un cuento de Juan Forn que me recomendó mi papá el día en que salió la noticia de que Forn había muerto de un infarto. Es una de esas historias que hablan de temas dramáticos sin caer en el lugar común de buscar la lágrima. Pueden escuchar el cuento por acá, leído con la voz de Luis Machín.
Algo para curar el alma escritora: El Consultorio de la Tía Angustias es un server de Discord mediante el cual contestaré un pedido de ayuda relacionado a la escritura y la creatividad por semana. Es completamente gratis y no van a recibir más de una notificación por semana. Si quieren sumarse, todo todo está por acá.
Algo para comprometerte: si les cuesta hacerse el tiempo para escribir, los invitamos a ser parte de nuestro segundo retiro de escritura. Cuatro bloques de escritura, un recreo, disparadores para que tengan ideas y un momento que merecen regalarse. Toda la info está acá. (Si son alumnos de los talleres, pídanme un código de descuento!)
Algo para conocernos: si quieren leerme más seguido (una vez por semana, como era este newsletter cuando empezó) y de paso quieren acceder a una clase gratis sobre el miedo a escribir, suscríbanse al newsletter semanal en el que trato temas varios y exploro mis dramas con la libertad que la privacidad me permite. Toda la info haciendo click a´ca.
Eso
Pensé mucho en qué decir sobre el drama de la escritura. El drama insoportable de querer decir algo y no poder, de pensar para qué sirve escribir, de torturarnos con la insoportable levedad del ser, pero no tengo ganas. Creo que hay demasiada muerte en el mundo como para hablar de la muerte de la esperanza, así que decidí que voy a hablar de por qué algunas historias dramáticas funcionan y por qué otras no.
Casi como cuando te piden que cuentes un chiste o que enumeres tus películas favoritas, mi mente se pone en blanco cuando tengo que pensar en qué libros funcionan bien o mal. Siento que jamás en toda la historia de mi vida leí algo. Pero entiendo el punto al que quiero ir y por eso voy a hacer lo que siempre hago, que es recurrir a la cultura popular. Más específicamente, voy a hablar de la fiebre por Taylor Swift y el re-lanzamiento de su álbum Red. No, no voy a ponerme a gritar de fanatismo, no teman. Sólo voy a explicarles, mediante este ejemplo práctico, por qué ella genera la fiebre que genera y otras artistas no. Quizás, si logro desarrollar la metáfora, pueda explicar por qué algunas historias pasan de largo y otras nos destruyen el corazón por meses.
Taylor Swift lanzó Red en 2012, hace casi diez años. Para no perdernos en detalles que los fans conocen, diré dos cosas: ella escribe sobre lo que vivió y está volviendo a publicar su álbum porque había perdido los derechos de los másters por problemas legales. Ahora bien, hay millones de artistas que remasterizan sus álbumes después de muchos años y no he visto ninguno consiguiendo el hype que ella está teniendo. ¿Tiene que ver con que ella además los está volviendo a grabar? Sí, asumo que mucho. Sin embargo, hay otro punto: Taylor Swift importa. Quizás no a todos, pero a los que la escuchan sí. The Cure es mi banda favorita y jamás diría que algo de Taylor se les acerca a lo que me hacen sentir, pero su narrativa es más lejana, más oscura. Taylor, por el contrario, vivió en el ojo público y escribe sobre eso. Cuando en All Too Well dice “but you keep my old scarf from that very first week” todos sabemos que habla de su relación con Jake Gyllenhaal, conocemos visualmente a la bufanda, la vimos en fotos de revistas enredada primero en el cuello de ella y después en el de él. Taylor Swift logró convertirse en el personaje principal de una historia que todos conocemos y por eso nos importa.
En marzo les hablé de amor y dije que para enamorar al lector hay que ir despacio. Para hacerlo llorar también. Nos encantaría decir que somos seres naturalmente empáticos, pero es mentira. Si yo escribiese la oración más terrible de la tierra, ustedes no llegarían del todo a sentir pena. ¿Por qué nos hace llorar Titanic? Porque conocemos a Jack y Rose. No es la tragedia masiva lo que duele, sino esa historia particular. Vemos innumerables cuerpos cayendo por la borda, perdiendo sus vidas que seguramente le importaban a alguien pero no nos importan a nosotros. No sabemos quienes son y por eso nuestro corazón no los toca. No es egoísmo. Las personas que logran simpatizar con todo el sufrimiento humano la pasan muy mal, porque no hay cuerpo que aguante. Necesitamos, lógicamente, una cuota de deshumanización para ir por la vida. Y como escritores, necesitamos romper con ese escudo y convencer al lector de que tiene que encender su alma para nuestros personajes.
La respuesta a todo esto es la misma que yo vengo llevando a terapia como una epifanía que en realidad no nos explica mucho. Sólo importa lo que se conoce y sólo conectamos si nos abrimos. Para que una historia conmueva, tenemos que conocerla desde adentro. Si no, es sólo una de las tantas desgracias que hay dando vueltas por el mundo. Mi humilde recomendación, entonces, es que aprendan de Taylor Swift. Muestren la intimidad de sus personajes, cuenten cada estación en el camino, dejen referencias de bufandas perdidas y hagan que el lector sienta algo cuando vuelven a encontrarlas. Sean humanos, sean honestos. No hay más ciencia que esa.
¿Quieren convertirse en parte de esta familia de desconocidos que ahora comparten una vida? Pueden conocer las distintas opciones acá.
Ellos
Era miércoles, hacía calor. Yo estaba en un cafecito que me gusta mucho, editando el tercer borrador de la novela que tengo en proceso. Digo esto para ponerlos en contexto pero también para que se entienda el tiempo que uno tarda en escribir algo que valga la pena. Si quieres ser novelistas, quizás la frase “estoy trabajando en la novela” sea repetida por muchos años.
Estaba sentada mirando a la gente de Londres pasar cuando volví a fijar la viste en mi computadora y me encontré con mis personajes. Después de meses sin verlos, me sorprendí de algunas características que había olvidado. Y uno quizás piensa que esto es poético, pero yo me sentí muy extrañada de que esa gente hubiese salido de mis dedos. Digo esto, también, porque muchas personas creen que para contar una historia hay que saber de antemano todo. No suele ser así. Si yo hubiese esperado a tener completo conocimiento de mis personajes para empezar a contar su historia, jamás hubiese empezado, porque sólo empezando pude verlos tal cual son.
Después de esos dos párrafos intentando sumarles paciencia digo lo que tengo que decir. Cuando pienso en los dramas de mis personajes, entiendo que no son trascendentales. Sí, mi novela trata sobre el duelo, pero en muchas oportunidades la muerte pasa a un segundo plano y es reemplazada por angustias de otros tipos que quizás por momentos no parecen tan enormes. Pero los personajes son personas y a las personas no les importa la enormidad objetiva de una situación, sino cómo impacta en su vida en ese momento.
Creo que una concepción errada de la narrativa en general se basa en pensar que sólo vale la pena hablar de los dramas enormes de la humanidad. Violencia, abandonos, suicidios, abusos. No digo que estas historias no interpelen, pero creo que podemos escribir historias conmovedoras sobre dramas menores sin que se vuelvan acuarelados. A todos nos toca una cruz, grande, mediana o chiquita. No conocemos otras cruces y por eso no tenemos perspectiva. Nuestro umbral del dolor siempre va a estar condicionado por los dolores que vinieron antes. Lo que quiero decir es que un personaje puede perder la voluntad de vivir (ejem, ejem, Padmé) por cualquier cosa. Un personaje puede derrumbarse, dejarse caer o perderse por cualquier drama, sin importar su magnitud a ojos ajenos.
Quizás tienen una idea que es muy buena, que habla de los dramas que sí venden diarios, que logran capturar al lector en una sola oración. O quizás tienen una idea como la que tuve yo hace cuatro años, cuando pensé que me gustaría escribir sobre qué se siente cuando uno descubre que su vida es perfecta pero no la reconoce como propia. No necesitan hacer una puesta en escena amarillista para conmover, no tienen que matar personajes para que el lector llore. Si escriben bien, despacio y con paciencia, llevando al lector de la mano, mostrándole los detalles de un mundo nuevo, enamorándolo del alma de un ser humano que sufre, el llanto va a llegar. No busquen golpear al lector, busquen abrazarlo. Y recuerden que no amamos historias, sino a aquellos que las transitan, y si esos personajes son seres genuinos, pueden sufrir por cualquier cosa.
Ojalá esto que digo haga que sus historias sean más sentidas y ojalá también entiendan que las personas que nos rodean son los protagonistas de su propia historia. Sin importar cómo ustedes vean esos dramas ajenos, son enormes para los que los viven en cuerpo y alma. No juzguen, escuchen y acompañen.
Este espacio funciona a base de amor por la propuesta, libros que leo para crecer todos los días un poco más y Coca Cola que me acompaña cuando tengo sueño. Si quieren ayudarme a solventar esos libritos y coquitas, pueden hacer acá desde el exterior o acá desde Argentina.
Elles
Ahora sí, mi sección favorita, los ganadores del mundialito de junio. ¿Qué es el mundialito? Es nuestro torneo interno a través del cual los alumnos de Terapia Creativa presentan sus trabajos y sus compañeros votan a ver quién es el mejor. Pueden leer sus textos y los ganadores anteriores haciendo click acá y ver los videos completos en nuestro canal de YouTube. Ahora sí, sin más preámbulos, a conocer a los escritores:
Categoría Collage. Ganadora: Violeta Cosmano Sánchez.
No es la primera vez que Violeta gana, no es la primera vez que Violeta nos emociona y no es la primera vez que Violeta se roba nuestros corazones. El amor después del amor es una historia contada a través de retazos de canciones de Fito Páez. Quizás sorprenda porque soy rosarina y de Central, pero nunca fui muy oyente de Fito. Después de leer el texto de Viole, me dieron ganas de escuchar algunas de estas canciones para quedarme durmiendo en esos sentimientos que afloraron durante la clase. Querida Violeta, una vez más, felicitaciones.
Categoría Diálogo. Ganador: Ramiro Tagliafico.
Rami llegó al grupo de los sábados este mes, después de haber pasado brevemente por nuestros talleres de ficción. Por lo general no espero que los alumnos que recién se incorporan participen del mundialito porque suele parecer intimidante. ¿Mostrar lo que escribo frente a personas que no conozco y encima hacer que me voten? No gracias, paso. Rami, sin embargo, tiró su texto sobre la mesa con mucha verdad y nada de mentira, como diría un famoso video de YouTube. Las Gutierrez es una excelente muestra de cómo el diálogo es suficiente para construir toda una historia y además me logró transportar a la mesa de los domingos en los cuales mis tíos y mi mamá intentaban hacerle entender a mi abuela qué vecino se había divorciado. Trabajar voces es algo muy difícil y poder hacer que un texto construido sólo con diálogos entretenga lo suficiente como para obviar el desconcierto que siente el lector al encararlo no es logro menor. Señor Ramiro Tagliafico, felicitaciones y bienvenido a este espacio que claramente ya hizo suyo.
Competencia especial, grupo martes:
Este grupo que yo he descrito como “un happy hour con amigues” se lanzó de lleno a la competencia por equipos en junio, que casualmente tenía como directiva crear algo usando la palabra AMISTAD como disparador. Como es costumbre en este taller, vamos a darle las menciones especiales a todos, porque nuestro espacio no se trata de ganar sino de poder dar lo mejor de uno disfrutando el proceso, y en ese sentido todos merecen llevarse sus laureles.
Medalla de bronce: Avatar
Cuando pasé con mi sombrero de conductora de TV a preguntar cómo estaban encarando el trabajo y me dijeron que pensaban hacer un video con pantalla verde, un avatar que se movía y un viaje a Japón, yo pensé que estábamos destinados a encontrarnos con un desastre. Siendo una persona que se asusta de tan sólo abrir Microsoft Word, no podía entender cómo esto podía realizarse en un mes. Agustina Alesso, Loreley Lubatti, Shina Sensei y Jorge A. Yumbe nos demostraron que con esfuerzo y entusiasmo todo se puede. Felicitaciones a ellos por haberse cargado al hombro el proyecto más ambicioso de este taller.
Medalla de plata: Las del fondo
María Centeno, Clara Vicentín Schulze, Candelaria Gianfrancisco y Ginny Lupin son las alumnas más antiguas de este grupo. Cuando les di la consigna de crear algo relacionado a la amistad, sabía que de parte de ellas me iba a encontrar con algo interesante. No decepcionaron, ya que con su video lograron tratar todo eso que gira de forma periférica alrededor de estos vínculos: cómo van cambiando con el tiempo, cómo se mantienen fuertes a pesar de las diferencias y cómo se terminan convirtiendo en ese lugar en el cual nuestra esencia se mantiene viva. Mis felicitaciones a ellas y mi gran abrazo por habernos demostrado que saben de qué se trata la amistad (y por haber encontrado amigas nuevas después del secundario en el lugar menos pensado: un taller de escritura online).
Medalla de oro: La verdad de la milanesa
¿Quieren actuación en vivo? La tienen. ¿Quieren un Instagram real en el cual nuestro personaje se sube al escenario? Lo tienen. ¿Quieren una referencia a Gossip Girl? También la tienen. La ovación y el champán se lo llevan Milagros Baraldi, Carolina Guerra, Saray Pérez y Milagros Rodríguez por su valentía a la hora de actuar en vivo, por haber sabido contar una historia entera a través de escenas cortas y por haber sabido trabajar en grupo con humildad y entusiasmo (cuatro desconocidas en tres países diferentes de cuatro edades completamente alejadas podría haber sido una receta para el desastre, pero ellas hicieron que funcione a su favor). Cuando trabajé individualmente con este grupo, lo que predominó siempre fue la energía que tenían y sus ganas de darnos algo divertido y original. Felicitaciones, campeonas, por haber hecho tanto con los poquísimos recursos que Zoom ofrece.
Si se suman al taller de Terapia Creativa para escritores van a:
trabajar sus miedos en un ambiente seguro, mejorar sus técnicas de escritura, ser parte de proyectos en grupo, poder participar del mundialito regional de escritura entre compañeros, para ganarse un lugar y mostrar sus trabajos en este newsletter.
Pueden sumarse al grupo de los martes a las 15:30, los jueves a las 8 am o los sábados a las 10 am. Encuentran más info acá y reservan su lugar escribie´ndonos a todonuestro.todosuyo@gmail.com.
Vos
Esta es una sección creada especialmente para vos. ¿Para vos? Sí, para vos, que querés convertirte en un autor publicado y no sabés cómo hacerlo.
Hacía rato que queríamos que este espacio sirviera más que para sólo producir, y fue por eso nos unimos a Belu, ex alumna del taller y ex editora de estilo con muchísima experiencia en el rubro. La pregunta de este mes es:
¿Cómo busco una editorial acorde? (bis)
Como dije la última vez que charlamos, quería tratar dos aspectos de esta respuesta, por eso hoy vengo con el bis.
Como primer punto había dicho que es una gran entrada en el mundo editorial un poco de research: conocer el ambiente, ver quiénes publican qué cosas, qué estilos tienen las editoriales. Como en todo ámbito nuevo en el que nos queramos meter, informarse sobre él y su funcionamiento es clave. (Y acá, de yapa, leemos muchísimo 📚❤).
Ahora bien, una vez hecha esa cuestión, más allá de los datos duros y la cuestión fáctica de quién-es-quién, me parece importante sincerarnos con qué estamos buscando a la hora de publicar. ¿Quién quiero que me lea, y con qué objetivos? “La mayor cantidad de gente posible”, “mis amigxs y conocidxs”, “gente intelectual cool” son todas respuestas válidas, pero marcan recorridos muy distintos a la hora de buscar un espacio acorde.
Podría haber mil respuestas más, pero voy a tomar esas como ejemplos. Si lo que querés es llegar a mucha gente nueva, tal vez podrías buscar un portal o página web que publique relatos (que tiene más facilidad de difusión que un libro en papel) o abrirte un blog. Si querés poder tener un libro en físico para repartir entre tus seres queridos o llevar vos mismx a ferias, centros culturales, eventos (en un mundo pospandémico), trabajar con una editorial por encargo (de las que ya hablamos en el newsletter de marzo) o buscar alguna que haga libros artesanales puede ser una buena opción. Si querés ser un autor cool del mundillo literario y que te reseñen en suplementos de cultura, hay que meterse en esa onda: ir a los talleres de moda, hacer sociales con gente afín, estar atentx a eventos y convocatorias (es el precio que pagar por esta opción, y no necesariamente es agradable para todxs: hay que preguntarse si estamos dispuestos a hacerlo).
Si querés publicar por las vías convencionales o ya establecidas, no es imposible: si te lo proponés y te enfocás, se puede. Pero, tal vez, el proyecto editorial perfecto para publicar tus cosas todavía no existe. Enserio. Tal vez lo vayas a encontrar el día que menos lo esperes, cuando ya creías que nunca iba a existir. O tal vez lo vayas a armar vos con amigxs o gente con tus mismos intereses. No digo que sea fácil, pero me parece (al menos personalmente) que está bueno apelar a la autogestión y el do it yourself cuando no encontramos un lugar que nos cierre 100% a la hora de mandar nuestras cosas, o cuando sentimos que las puertas no se abren por la vía convencional.
Por eso me parece primordial el espacio de los talleres (en los que unx se sienta cómodx), juntarse con gente con la que compartimos intereses, ideas, gustos. No hacerlo with an agenda ni ya pensando en a quiénes podemos reclutar o nos pueden ser “útiles” (horrible visión utilitarista de la vida), sino para genuinamente disfrutar y explorar las cosas que nos hacen felices. Y, quién sabe, de ahí tal vez salga algo maravilloso.
Besos!! 💌🌹
Belu
Para todas las respuestas anteriores, acercate a este post que está en nuestro perfil. Si tenés material que quieras publicar o simplemente te gustaría saber de antemano, dejale tu pregunta en este formulario.
¿Te gustaría participar de nuestros talleres y aprender escribir historias pero no te coinciden los horarios?
Sumate a La Factoría de Historias. Un curso express que te va a volar la cabeza. Más info por acá.
Ella
¡Hola amigues! 1) En esta edición cumplo un año en el newsletter. Gracias por leerme con tanta buena onda y cariño, y por coparse tanto cuando les pido que ustedes me recomienden cosas a mí. Son lo más. 2) Hoy les traigo recomendaciones llenas de drama y emociones. Dos son autores argentinos de ficción y el último es un autor norteamericano de no ficción, para que tengan un surtido internacional de ganas de llorar. Puntualmente soy muy fanÁtica del primer libro y ya no me aguanto las ganas de contarles sobre él, así que acá vamos:
Los llanos, Federico Falco
Amigues, agarrense las manos. Llegó el libro que me partió el alma y me hizo llorar en público mientras lo leía. ¿Puede ser que yo estaba muy susceptible por cuestiones personales? Totalmente. Pero que le vamos a discutir al libro que contiene pasajes como éste, al lado del cual anoté la fecha en la cual lo leí acompañado de un "pésima idea":
A veces siento que nunca voy a poder entender qué nos pasó. Y que si lo entendiera, se acabaría la pena y todo esto quedaría atras. A veces siento que lo entiendo, que lo entiendo perfectamente, pero igual duele. Y a veces pienso que hay cosas que nunca se llegan a entender, que quedan ahí, flotando a nuestro alrededor, dispuestas a atacar en cualquier momento. Que la pena no se acaba, se aleja solo por unas horas, unos días, después toma por sorpresa, inunda, revuelca, que hay que aprender a vivir con eso. Un cuerpo apenado, ¿cómo se escribe?
Los llanos es una novela que no se entiende hasta qué punto es autobiográfica. La premisa es simple: un autor se separa de su pareja y abandona la ciudad, alquilando una casa en el campo, para dedicarse a la huerta y a terminar una novela: as dramatic as it gets. Funciona como un diario de duelo, con capítulos desde enero a septiembre. Lo más increíble que tiene es la cantidad de paralelismos que traza entre la relación del protagonista con el duelo, la escritura y la vida silvestre.
¿Qué tiene de drama? Todo, especialmente toda la relacion con el ex, que personalmente me dieron ganas de meterle un par de sopapos y decirle que no sea tan cruel. Leer con pañuelitos cerca si están sensibles.
La lógica del daño, Luz Vítolo
Un libro para tragar despacio. Es abrumador, te lastima y de a momentos te hace decir “¿por que me estoy haciendo esto?”, pero seguís igual porque está buenísimo y realmente no lo podés soltar. Es como dice Chano, este libro es como flores de aluminio que te cortan cuando las queres oler. Luz Vítolo logra transmitir en estos diez relatos una sensación de angustia tan real que no podés creer que no sea tuya. ¿Querían drama y dolor? Este libro no deja lugar para casi nada más. Después de terminarlo tuve que dejar el libro a un lado y digerir todo lo que estaba sintiendo, para retomarlo recién después de unos días. Si andan flojos de emociones y dudan de si alguna vez algo les va a erizar la piel, lean esta belleza.
Esta salvaje oscuridad: La historia de mi muerte, Harold Brodkey
Esta joyita es, a diferencia de las dos anteriores, una obra de no ficción. Porque como todos sabemos, no hay nada más dramático que la vida real. En 1993 Harold Brodkey gozaba de la fama que le había traído su primera novela cuando fue diagnosticado con sida (friendly reminder de que VIH no es lo mismo que sida; el autor padecía de esta última). Poco tiempo después del diagnostico, empieza a escribir este diario de la enfermedad, hablando de su relación con la inminencia de su muerte, dialogando con su sexualidad y con su escritura. Sentencia, con seguridad: "si tuviera que renunciar a lo que he escrito para liberarme de esta enfermedad, no lo haría". Brodkey murió en 1996 y nos dejo este testimonio crudo, crudísimo, de lo que fue transitar una enfermedad cargada de estigmas en una época donde no se sabía ni la mitad de las cosas que sabemos ahora.
¿Querían drama? Acá tienen para entretenerse. Si quieren hablarme para decirme 'Kate, hace frio, es casi Julio, y vos nos mandaste a leer todas estas cosas tristes, sos una persona horrible' me encuentran en todas las redes como @katepetrich .¡Nos vemos el mes que viene!
El taller que va a hacer que sus días florezcan Los invitamos a conocer El Semillero: cuatro encuentros grabados para hacer a tu tiempo en la comodidad de tu hogar. Podés ver ejemplos de qué cosas enseñamos en el taller en estas historias destacadas. Si decidís sumarte, toda la info para anotarte está acá.
Ustedes y yo
Hemos llegado al final de otro mes. Cada vez que escribo esta sección me sorprendo por lo viva que está la escritura en nuestras vidas. Pasa el tiempo y esto que en un momento parecía ser un entretenimiento pasajero se convirtió en la constante de mis días y los de algunos seres maravillosos. Ojalá esto sirva de ejemplo para muchos: como dijo Belu un poco más arriba, si no encuentran su lugar, pueden hacerlo ustedes mismos.
No sería yo si no hiciera una reflexión con respecto al drama, pero la realidad es que el drama me ha dejado muy desgastada. Este newsletter es bastante más masivo de lo que mi alma quiere que sea y por eso me siento expuesta cuando quiero hablar de algunas cosas. Sí, entiendo que parece no tener sentido porque he hablado de bastantes intimidades, pero yo soy como Shrek: tengo capas. La capa más profunda de mi alma necesita estar guardada y por eso escribo con toda mi intimidad en el newsletter semanal que recibe una audiencia más pequeña. Ahí supe caer cuando recibí un rechazo editorial, ahí pude contar con esperanza que mi inspiración había vuelto y, más recientemente, fue ahí donde pude hablar sobre la angustia que deja un suicidio, un tema que nunca pensé que me iba a tocar de cerca y sin embargo se llevó hace algunas semanas una parte enorme de mi alma. No les digo esto para hacer publicidad, sino para que entiendan también los cambios que va a tener este espacio. No puedo dejar mi corazón en una bandeja de entrada para que sea archivado apenas llega y sería muy ilógico pensar que todos los que reciben este newsletter lo leen en tiempo y forma. No concibo ser impersonal, siempre entregué todo lo que soy en mi trabajo porque es la única forma en la que aprendí a conectar y contar mi historia. Sin embargo, la vida te va enseñando algunas cosas y una es la diferencia entre ser humano y ser vulnerable. Siempre voy a ser Juani, siempre voy a hablarles desde mi intimidad, pero no voy a mostrarles todo eso que soy en este medio que puede caer en manos de cualquiera y puede ser descartado por cualquiera. Si quieren leer lo que tengo para decir acerca del bloqueo creativo, la libertad de no encajar, el miedo a escribir y algunos otros temas más, nos encontramos todos los viernes por acá:
El mes que viene nos encontraremos como siempre con más recomendaciones, reflexiones, enseñanzas y por qué no algunas referencias a Taylor Swift (estas siempre vienen bien). Estén donde estén, sea cual sea el drama que están viviendo, sepan que no están solos. Del otro lado hay una comunidad entera dispuesta a darles un abrazo a su corazón y hacerle entender que toda angustia es válida y también puede ser pasajera.
Un abrazo muy grande,
Juani