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Me resultó re interesante la temática de hoy, y me recordó al pensamiento de Sartre sobre la mirada del otro. Es gracioso porque mi newsletter acá empezó literalmente con esta frase de "Los caminos de la libertad":

«Tengo de pronto conciencia de mí en tanto que escapo de mí mismo, no en tanto que soy el fundamento de mi propia nada, sino en tanto que tengo mi fundamento fuera de mí. No soy para mí sino como pura remisión al Otro (...) ese "Pienso, luego existo”" que tanto me hizo sufrir, pues mientras más pensaba, menos me parecía ser y digo: "Me ven, luego soy”».

Sartre categoriza la mirada del otro en 3:

1. El *miedo* a la pérdida de libertad, en tanto que la mirada del otro te levanta la guardia y te hace actuar de un modo apto para la mirada ajena, no necesariamente honesto.

2. La *vergüenza* que es algo así como ser visto y por ende cosificado (esto nunca lo entendí del todo)

3. El *orgullo*, que es simplemente la sensación de que alguien nos ve, por ende existimos, y si se quiere: por ende importamos.

En conclusión, que "la mirada del otro es como un juez que nos transforma en sujetos que pueden ser juzgados" y por eso da miedo, pero también nos da la necesaria sensación de ser, de existir para alguien.

Pero además esto me lleva a pensar en el amor según Sartre, que decía que el amor no era posesión sino libertad, y que para eso habría de ser transparente y habría de compartirse todo: dudas, inseguridades, obsesiones. Y esto es lo más difícil de dejar que te vean, dejar que te vean las partes de adentro, las más oscuras que te hacen sentir más vulnerable. Dejar que te vean en serio es un acto de confianza absoluta.

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