Queridos lectores,
Volví ayer de vacaciones y, como ya le había anunciado a mis suscriptores pagos, esta semana no habrá columna, porque creo en que los descansos le traen calidad a mis palabras. Ya tengo pensado el texto que sale la semana que viene, y está lleno de mis sensaciones en París —y sí, incluye un encuentro con una paloma—.
Parte de lo que experimenté en esta semana de desconexión con mi práctica y mi conexión con mi lectura, mi cuerpo y mis tiempos fue la necesidad de escribir en inglés. Hace unos meses lancé Juana in Translation, un newsletter en el que esperaba poder migrar mis columnas, pero no funcionó. No funcionó porque nunca quise ser traductora, ni siquiera la mía propia. Parece que no aprendo, pero quizás esta vez aprendí.
Juana in Translation va a empezar a renacer de a poco. Mi deseo es que sea un lugar donde pueda explorar algunas cosas que en mi propio lenguaje no puedo explorar. Mi voz es distinta, más parecida a mi voz en la ficción, y me hizo muy bien poder jugar con eso. Va a tener ensayos originales, no versiones traducidas de lo que escribo acá.
Acaba de salir una columna original en ese newsletter, que dejo linkeada a continuación. No tengo interés en ser mi propia traductora (lo repito así me lo grabo!!!!) por lo cual no va a estar disponible en español. Juana in Translation va a ser un lugar libre donde voy a intentar conectarme con la escritura desde un deseo diferente al que experimento con este newsletter. Quizás publique todos los meses, quizás no. El cronograma de Todas Nuestras Palabras no se verá afectado, eso lo prometo. Lo que aparezca en ese newsletter no va a aparecer acá, así que si quieren leerme, pueden suscribirse por ahí también.
Si quieren leer lo que escribí hoy, está acá:
Nos encontramos la semana que viene!