Soy consciente de que mandé un texto hace poquito. Unas horas, como mucho. Soy consciente de que no quiero atestar la casilla de correos de mis suscriptores y soy consciente de que no quiero decir cosas por decirlas. Quiero escribir cuando tengo algo para decir.
Estoy escribiendo esto porque hay un cambio troncal en Todo Nuestro, mi escuela online y proyecto personal, y quería compartirlo e invitarlos a formar parte, pero sobre todo porque quiero explicar por qué. Por qué tomé esta decisión concreta, por qué el cambio tiene esta forma y por qué lo decidí ahora y no antes.
Supongo que puedo empezar por el principio. Hace cuatro años doy talleres de escritura creativa pero hace mucho menos tiempo que lo hago a consciencia. Cuando empezaron estos talleres, se llamaban así, talleres de escritura creativa. Nivel 1, nivel 2, nivel 3. Iba inventando el programa a medida que notaba que había interés de parte de los alumnos y anunciaba nuevas propuestas apenas terminaba de formular las ideas. Así nació Terapia Creativa para Escritores, un espacio diferente a los tres niveles que ya ofrecía. La idea era ofrecer un taller de asistencia continua a aquellos que habían aprendido todo lo que podía enseñar, un lugar seguro donde pudieran venir a quejarse cuando tenían un bloqueo creativo, un grupo de pares que buscara divertirse alrededor de la escritura.
Desde octubre de 2020 Terapia Creativa para Escritores pasó por varias mutaciones. Cambiamos las temáticas alrededor de las cuáles trabajábamos, los horarios de los talleres, el orden de las clases, los proyectos complementarios y más recientemente asigné a
como mi colega para que coordinara sus propios grupos. Lo que nunca cambió fue su nombre, hasta ahora. En mayo, después de mucho tiempo de encontrarme semana a semana en Terapia Creativa, voy a empezar a encontrarme con mis alumnas en La Ronda: un taller grupal de exploración narrativa para principiantes curiosos y escritores comprometidos.La necesidad de cambiar las cosas siempre está para mí. Trabajo desde la creatividad y la creatividad es flexible. Este cambio en particular surgió desde una incomodidad particular, que por mucho tiempo supe ignorar y a la que recién ahora tuve tiempo y energía para encarar: el nombre Terapia Creativa para Escritores, como tal, surgió casi como un chiste interno, sostenido por el entendimiento de estos alumnos ya conocidos de que el espacio no era necesariamente terapéutico ni encaraba la escritura como una terapia, sino más bien representaba la terapia que nos habíamos inventado para encontrar apoyo en el mundo de la escritura. Nunca reemplazó la terapia tradicional ni fue necesariamente un espacio para personas que eran experimentadas en la escritura, pero el nombre sonaba bien y los alumnos sabían a qué nos referíamos entonces yo me quedaba tranquila. Pasaron los años y pasaron los alumnos y hoy día quedan pocos representantes de esa camada que en chiste llamaron al espacio su terapia semanal. El discurso social alrededor de la terapia fue mutando de una forma en la cual hoy todo se ve empañado de su lenguaje y yo empecé a sentirme cada vez más y más incómoda coordinando un espacio que llevaba la palabra “terapia” en su nombre. La escritura es terapéutica para quien quiera verla de esta forma, pero lo que sucede en el taller grupal de todo nuestro poco tiene que ver con las terapias grupales coordinadas por especialistas. Además, y esto no fue menor, el “para Escritores” del nombre siempre existió alrededor del entendimiento de que, como había dicho muchas veces, “escritor es quien escribe”, pero la realidad es que hace tiempo que no hablo de escritura y no repito esta frase, por lo cual la aclaración hacía falta muchas veces, y desde un punto de vista empresarial no recomiendo darle a su producto principal una identidad que necesita ser aclarada todo el tiempo.
La consciencia de que tenía que cambiarle el nombre a este taller existe para mí desde hace mucho tiempo, pero no fue hasta ahora que encontré las herramientas que necesitaba para hacerlo. Desde que escribí sobre la naturaleza de mi escritura vengo tomando decisiones y haciendo cambios que me unen más con la identidad real de lo que soy y lo que quiero dar. Y yo soy, en el fondo y desde hace mucho tiempo, una maestra que se formó entre niños y que quiere compartir lo que sabe con adultos que buscan conectar con la escritura para salirse por un rato de las limitaciones de la adultez. Por eso, cuando pensé en el nombre La Ronda supe que era el correcto.
¿Por qué La Ronda?
Porque trabajamos en grupos abiertos y seguros que promueven la comunicación espontánea y la formación de vínculos sociales entre pares.
Porque creemos que para encontrar nuestra voz narrativa tenemos que conectar con la valentía inocente e infantil que perdimos al crecer.
Porque estamos convencidas del poder de conectar con la escritura y la lectura desde los deseos naturales que son parte de nuestra identidad desde nuestra infancia.
Porque buscamos explorar la escritura en un ambiente lúdico y relajado, priorizando el aprendizaje en conjunto por sobre los logros, la productividad y la concreción de proyectos.
Este taller grupal es la médula de lo que hago, el lugar donde pruebo mis ideas y veo como florecen otras, el espacio donde se forman vínculos y se pierden las inhibiciones. No es un grupo de terapia ni es un taller teórico de escritura. Este cambio de nombre no significa el cambio de su identidad sino más bien el compromiso con ella. La Ronda seguirá siendo el taller grupal que sus miembros conocen, pero ahora cargará con un nombre que realmente lo representa.
No sé si fue porque su nombre me incomodaba, porque estaba preocupada por otras cosas o porque estaba agotada de tanto autobombo, pero sé que pocas veces expliqué en este espacio de qué trata el taller grupal de escritura que coordino. Si alguien está interesado en conocer este espacio de colaboración, juego y aprendizaje, los invito a seguir leyendo:
Todos los meses vamos a tener cuatro encuentros para explorar una temática concreta a través de actividad dinámicas y modalidades de trabajo variadas:
Encuentro número 1, el de la escritura libre: a través de disparadores que buscan romper el hielo vamos a adentrarnos en la temática para activar la creatividad personal.
Encuentro número 2, el de las recomendaciones a la canasta: abriendo la ronda a la participación voluntaria, vamos a explorar diferentes obras narrativas para activar la imaginación colectiva.
Encuentro número 3, el del laboratorio de personajes: en parejas o grupos, vamos a poner en práctica técnicas de ficción para activar la colaboración entre pares.
Encuentro número 4, el de la escritura individual: después de una exposición teórica breve, vamos a poner en práctica distintas técnicas de estilo para activar la voz personal.
No podría decir yo cómo se siente el espacio desde el lugar de alumna, pero por suerte no tengo que hacerlo porque
escribió La importancia de los lugares seguros hace unos meses, y nos dejó su testimonio de cómo se vive en el taller:“Ser parte de espacios como este es un placer. Todas las semanas espero los martes con muchas ansias, incluso los días en que mis energías están un poco bajas, incluso esos días en los que digo “Quizás hoy paso”. Aprendo de mis compañeras, me llena el alma el talento que tienen para contar historias, y escucho fascinada cada uno de sus relatos. A veces hay temas que me tocan alguna fibra muy sensible, y sé que voy a estar contenida y no va a haber ninguna presión para que hable si no lo deseo.”
Las inscripciones para el próximo mes de La Ronda, que tiene sus primeras clases el 04 y 07 de mayo, ya se encuentran abiertas. La temática elegida será HERIDA y vamos a trabajar siguiendo el cronograma que figuraba más arriba. Pueden sumarse escribiéndonos a info@todonuestrots.com o asistiendo a la primera clase:
*Lamentablemente, ya no es posible para nosotros ofrecerle a la comunidad la posibilidad de hacer una clase gratuita. Todo Nuestro es un espacio abierto y solidario, pero no es inmune a la crisis económica actual. Si abonar esta clase es imposible para vos, te invitamos a conocer nuestros recursos gratuitos.
Este 2024 me estuvo arrancando de a poco de adentro mío, de lo que conocía, de lo que entendía como eterno y real. Dejé mi casa, dejé mi ciudad, dejé dos grupos de este taller, dejé prendas que ropa que amaba, dejé planes y proyectos y ahora estoy dejando un nombre que me sirvió por mucho tiempo pero ahora me queda incómodo. What got you here won’t get you there, dice la frase, y no creo que se equivoque. Existe un lugar, sé que existe, donde puedo trabajar sin incomodidades, donde me siento representada por el nombre de las cosas, donde le soy fiel a mi identidad y a mi naturaleza. Para llegar, tengo que desprenderme de todo lo que ya no es parte de mí.
Por eso, hasta luego Terapia Creativa para Escritores, bienvenida La Ronda. No puedo esperar a ver lo que aparece jugando, aprendiendo y compartiendo en este espacio.