Por definición, no vamos a conseguir nunca eso que subyace debajo de todos nuestros deseos inalcanzables. Podemos conseguir los amigos más fantásticos, convertirnos en íconos globales, o lograr tener una piel tersa sin una sola imperfección, pero no podemos cambiar el pasado. Adentro nuestro seguimos existiendo como adolescentes inseguros que crecieron buscando la aprobación de pares, jóvenes rechazadas por aquellos que no volvieron a pensar en nosotras, artistas ignorados por nuestros mentores. Las versiones que fuimos están tan vivas como siempre, acumuladas una encima de la otra, y no podrán ser reemplazadas por quienes somos hoy o seremos mañana. Ningún éxito conseguido va a lograr revertir nuestra historia y hacer que se sienta menos nuestra.