La felicidad conceptual que se vende hoy no es real, no tiene un sustento concreto. Es una actuación creíble, la compaginación de micro momentos de alegría, una narración cuidada que transforma la adversidad en suceso emocionante, pero no existe en el mundo. No podemos tener nuestra mejor vida, porque siempre hay algo que falta, incomoda, preocupa. Ni engañándonos a nosotros mismos podemos existir plenamente, absolutamente satisfechos con quienes somos y el día a día que llevamos, porque la realidad siempre se impone sobre la fantasía.