Acá en Londres es feriado, pero después de una semana de absoluto descanso ya quería volverme a sentar detrás del teclado. Voy a contarles, en un rato, qué hice, pero primero quiero hacer la prueba de explicar por qué estoy acá. Por tercera vez en el año, borré Instagram unos días. En septiembre fue una semana, en octubre un mes, en diciembre diez días. Algo pasó en octubre, creo que el hechizo se rompió. Cuando visité Argentina en noviembre, me encontré aburrida en esta red. Esto fue algo que nunca me había pasado. Siempre tuve, de hecho, una relación adictiva con Instagram. Quizás tiene que ver con que me están pasando cosas en mi vida que no se traducen muy bien a la pantalla del celular. Quizás es que las personas que más me importan eligen mostrarme su vida por WhatsApp. Quizás es que estoy tan saturada de información que no tengo tiempo siquiera para leer a los creadores que me importan. Hice una pregunta hace unas semanas, pidiendo recomendaciones de cuentas que escriban ensayos personales o muestren estilos de moda que me inspiren (Alexa Chung me convirtió en una mujer que usa guillerminas y mi vida cambió para mejor). No me dieron muchas recomendaciones que me hayan interesado y creo que esto no es culpa de nadie. Quizás, genuinamente, no hay mucho para mí en Instagram.
Sin embargo, extraño la conexión. Soy lo que soy y tengo lo que tengo en gran parte gracias a las redes. Me angustia un poco pensar qué puede pasar si me alejo del todo de ese lugar. Elijo, entonces, cambiar la forma de aparecer. Quiero compartirles esos cambios, para que me entiendan y sepan dónde buscarme, si me extrañan. Para que aparezcan ustedes en mi nuevo mundo, si lo sienten.
Como lectora y espectadora
Menos es más: en 2022 leí mucho menos que en los dos años anteriores. Me gustaría decir que leí mejor, pero no es el caso. Tardé mucho tiempo en entender que estaba, efectivamente, cambiando mi vínculo con la lectura. En 2023 quiero empezar en buenos términos desde cero. Esto incluye leer a mi ritmo, sin culpas. Lo mismo aplica a mi vínculo con leer cosas por internet. Mis creadoras favoritas se están yendo, compilando sus escritos en libros que todavía no publicaron, o mudándose a un Substack pago. Estoy actualmente suscripta a dos publicaciones pagas, y planeo agregar algunas más a mi plan mensual en 2023. Creo que es importante hacer circular el apoyo y la inspiración. Para mí es un momento casi sagrado sentarme a leer estos newsletters, y haber pagado por ellos me hace sentir más dueña, como si realmente hubiesen estado escritos solo para mí. Prefiero ocupar mi tiempo e invertir mi dinero en leer a estas mujeres, porque nutren mucho lo que yo hago en este espacio. Les dejo mis recomendaciones, para que investiguen si les interesa, con una edición gratuita de cada uno:
Invertir en mirar: dije que no quería irme de Instagram y es verdad, no voy a hacerlo. Quiero buscar una nueva forma de quedarme. Anna Fusco dice en su columna paga lo siguiente:
When I’m on Instagram, I remember that fun, love, belonging, and solidarity are all highly sought after states of being. I remember that they are also contagious when felt, even digitally. This leads me to the only formula I use religiously on Instagram: I imbue my transmissions with love. I don’t look to it to bring me love, I don’t focus on being loved — I focus on the part of myself that does the loving. If I feel resistance or frustration or depletion — if I am not having fun — I log off.
Por mucho tiempo pensé las redes como un espacio de inversión. Inversión en mi negocio, en mi popularidad, en mi importancia en el mundo. Creo que todos lo hacemos un poquito. Incluso cuando me dediqué a mirar, apoyar e interactuar con publicaciones de otros, lo hice desde el lugar del beneficio propio. Busqué cuentas de las que pudiera sacar: sacar inspiración, sacar ideas, sacarme la angustia de sentirme sola. Este año quiero poder ver a los demás, sin que sea necesario que yo me lleve algo. Me aporta muchísimo la foto del desayuno de mi amiga, tanto o más que la de un living ajeno bien decorado. Este año quiero poder ver a la gente en Instagram tal cual es y elige ser. Y es verdad que no puedo verlo todo, que no me alcanza el tiempo para enterarme de quién tuvo un hijo, quién se recibió, quién está rearmando su vida de nuevo después de una crisis. Elijo intentar, si me sale, ver estas historias de otra manera, permitirme leerlas como un libro que ya tiene varios capítulos. Muchas veces me he encontrado de casualidad con las historias de alguien de quien no sé nada hace rato. Entro en su perfil y descubro que lleva meses viviendo en otro país, o está duelando la partida de sus padres, o tiene un hijo de un año. Siempre me dio lástima encontrarme con estas cosas de esta manera, descubrir que por mucho tiempo no pude ver a esta persona a la que le tengo estima. Pienso, ahora, que quizás no es malo. Es como ponerse al día después de mucho tiempo sin verse. Este año quiero permitirme dejar ir lo inmediato y confiar en que algo nos va a cruzar, ya sea el algoritmo o un recuerdo. No tengo miedo de tener que ponerme al día después de mucho tiempo.
Como creativa y creadora
En conjunto: una de las cosas que quiero hacer este año es mostrar mi vida en bloques unificados. Las redes han sido siempre un lugar de registro para mí. Me gusta volver para atrás y leer qué cosas escribía hace tres años, qué música compartía hace cinco. Quiero que ese registro quede, también, este año. Por eso voy a aparecer con menos frecuencia, mostrando en un conjunto en qué usé mi tiempo. Imagino hacerlo los lunes, con la frecuencia que sienta. Quizás sea una vez por semana, quizás una vez por mes. Quiero compilar en esta sección especial de Substack un resumen de lo que anduvo pasando últimamente, todo en el mismo lugar. Quiero volver a escribir, como lo hacía algunos años atrás, publicaciones cortas que me permiten expresar algo que siento y que, entiendo, resuenan con el otro. Quiero subir todas las fotos juntas, hacer quizás una pequeña playlist o expresar mis opiniones sobre Gran Hermano. Quiero hacerlo todo a mi manera, en mi lugar. Esta sección va a estar solo disponible para suscriptores pagos, sobre todo porque quiero darle más a las personas que eligieron invertir su dinero y su tiempo en mí. Sin embargo, dije que quiero y extraño la conexión, y por eso voy a compartir algunos pedazos en Instagram, para los que eligen esa red y tienen ganas de verme. Esto me lleva al siguiente punto.
Hacer eco de mis palabras: quiero que mis redes sean, además de simplemente una porción representada de mi vida real, un eco de lo que ya existe en mis lugares elegidos. Quiero que se entienda desde el minuto cero que no estoy queriendo ser real, que lo que ven no les va a alcanzar para que me conozcan, que es solo un saludo que paso a dar para el que quiera recibirlo. Mi trabajo me pide, lógicamente, que aparezca con cierta frecuencia a comunicar ciertas cosas, mostrar otras. Todo eso se dará con paciencia, y espero que en esta sección puedan encontrar también los anuncios que más me importan y las alegrías más significativas. Estoy empezando el 2023 con proyectos que se deben mucho al apoyo que recibí de parte de las personas que hace mucho o poco tiempo eligen verme, leerme y acompañarme. Quiero que esas personas sean, junto a mis seres queridos, las primeras en conocer ciertas cosas. Apareceré, entonces, primero acá a contar lo que importa. Los detalles serán nuestros, no quiero seguir regalándole a Instagram lo que más importa.
En conclusión
Esta es la primera publicación de esta sección. Algunos de ustedes sabrán de ella por notificación de Gmail, otros por Substack, otros por el eco que haré en Instagram. A continuación les voy a escribir sobre mi semana de descanso, y dejaré esta publicación abierta para todos. A partir de la semana que viene solo se la haré llegar a suscriptores pagos, y si están acá de forma gratuita no tienen que temer que los moleste una vez por semana para contarles sobre la inmortalidad del cangrejo. La columna semanal seguirá saliendo los jueves y el tercer viernes del mes tendrán el newsletter gratuito.
Espero verlos, realmente verlos, en Instagram, o leerlos por acá si se animan a contar sus historias. Me encantaría seguirlos en Substack si es su espacio de expresión, así que no dejen de escribirme y compartir sus páginas.
Que tengan un año compasivo, a su ritmo, lleno de texturas y calmas.
Week 0
Tengo la intención de que estos extractos sean honestos, no quiero que me demanden mucho tiempo. No necesariamente por el tiempo que invierto, porque considero que no hay tiempo mejor invertido que ese que le dedicamos a la escritura de nuestra vida. Es porque quiero realmente poder aparecer acá una vez por semana y sé que si doy más de lo que tengo no voy a poder hacerlo.
El 21 de diciembre fue la última vez que abrí Zoom. Es el primer año que logro realmente desconectar de mis responsabilidades. Aprendí que es un descanso necesario. Si tu negocio es un servicio, no es diciembre el mes importante. No se pierden muchas ventas, digamos. Además, ya habiendo borrado la app mandé una columna paga sobre la ausencia de la soledad a la que no le hice nada de publicidad, y sin embargo me encontré con la alegría de que tres seguidores pagos eligieron sumarse a la familia. Me pone muy feliz saber que seguimos estando incluso sin ayuda del algoritmo.
En estos doce días de vacaciones fue al cine y le saqué punta a Netflix. En la pantalla grande vi Aftersun, que me pareció hermosa. Me gustan las historias simples, creo que hay que tener mucho talento para conmover con algo tan chiquito. En navidad hablé de esto mientras debatíamos cine argentino. Dije que la película argentina que más me conmovió fue El Perro. Me parece loco que no se haya visto tanto, que no sean tantísimas las personas que la conozcan. Relatos Salvajes es increíble pero es más fácil mover fibras con lo increíble. Que la historia de un hombre y su perro siga haciéndome sentir algo hoy, años más tarde, me parece un logro enorme. En mi casa vi muchísimas cosas. Mi comedia romántica favorita fue Single All The Way, Bones and All me pareció estéticamente hermosa a pesar de ser bastante asquerosa y The Triangle of Sadness fue la que más me gustó de todas las películas que vi esta semana, que habrán sido alrededor de doce. Recomiendo esta si están pensando, como yo, en quienes somos sin Instagram. Algo que no puedo lograr como escritora es conmover con las imágenes. Me gusta, por eso, ver películas en las que los detalles son cuidados y el mundo parece tener sentido visual.
Esta semana solo salí de mi casa para festejar navidad, caminar una vez, cenar con el chico con el que estoy saliendo y festejar año nuevo. Hice un test para ver qué prócer soy y me tocó Rosas, que viene con una descripción muy Sagitario. Un tweet me dijo que la carta de mi año va a ser El Sol, cosa que me parece fantástica. También fui al café que me gusta a estrenar mi diario de 2023, que tiene como tapa El Mundo. Me lo regalaron mis amigas de toda la vida para mi cumpleaños, como si supieran que esta es mi carta favorita. Creo que a veces la gente sabe cosas de vos aunque no necesariamente sepa que las sabe, sobre todo si aprendieron juntas a ver el mundo.
Mi Spotify dice que tuve una semana muy argentina. Escuché el podcast del Pity Álvarez, POST MORTEM por primera vez y se me escapó una lagrimita escuchando El Témpano.
Hoy planeo empezar con el challenge de 30 días de Yoga with Adrienne por tercer año consecutivo, y esperemos que este año me salga hacerlo entero, pero si no también será bueno hacerlo algunos días.
El tiempo que me permití tener para escribir esto se terminó, pero creo que fue suficiente para aparecer. La semana que viene, en la privacidad de este espacio cerrado, espero poder contarles sobre la semana que sigue. Me espera una reunión que tengo muchas ganas de tener, viene mi amiga Nachi, voy a ir a Soho después de meses de no hacerme el tiempo. También me deberé enfrentar con mis mayores ansiedades a la hora de hacer mi tax return (o sea, pagar impuestos).
Los recordatorios necesarios que haría y haré en Instagram esta semana son:
La edición especial de El Semillero de Balances está disponible hasta fines de febrero. Es un taller muy hermoso que realmente confío puede ayudarlos a empezar el año de una manera coherente con lo que buscan y son. Más info por acá.
En Patreon vamos a tentar la suerte con la escritura. Vamos a hacer una fuente de gratitudes, vamos a leer Big Magic de Elizabeth Gilbert y vamos a escribir para llamar a la suerte (y creer en ella). Más info por acá.
El newsletter gratuito sobre SUERTE salió antes de la final que nos hizo campeones del mundo. Pueden leerlo por acá y conocer mi relación con la fe y la esperanza, y todos los rituales argentinos supersticiosos. En él van a encontrar un espacio para practicar la escritura del tema de forma anónima con consignas gratuitas y toda la info para sumarse al taller de Terapia Creativa, que empieza la semana que viene.
Nos vemos, ojalá, dentro de poquito.
Thank you so much for sharing my work. It means so much that it resonated with you. <3