Por lo general, estos newsletters mensuales empezaban siempre igual. Yo les contaba que la temática del mes me había convocado, que la historia de mis días había decantado en una sola palabra. El 2024 será diferente. Las palabras me llamaron en noviembre, cuando estaba dándole cierre al año que se iba. Capturé siete de ellas, y organicé los primeros meses del año en concordancia. Yo ya sabía, entonces, que en enero me iba a tocar hablar de espejos. También sé de qué voy a hablar en febrero, marzo, abril. Las palabras ya no me convocan como decantamiento de la historia, y me toca a mí hacer el ejercicio inverso. ¿Dónde encontré los espejos este mes? ¿Dónde voy a encontrar el movimiento el mes que viene? ¿Y la naturaleza en el que sigue?
Links útiles: mis talleres de escritura, mentorías individuales, Patreon, recursos de escritura gratuitos, las mejores 15 ediciones de Todas Nuestras Palabras vol. 1, las mejores 15 ediciones de Todas Nuestras Palabras vol. 2, COMPRÁ MI LIBRO ❤️
En foco: Propósitos Pacientes, un espacio de individual para cerrar el 2023 y darle inicio al 2024. El Arte del Newsletter, un taller on demand para que te desarrolles en el oficio de la escritura y construyas una audiencia online
Especial de este mes: asistí al cuarto encuentro grupal de 💌 equipo newsletter 💌
Las pruebas de 7 días ya no están disponibles en este Substack. Pueden suscribirse por el precio de una entrada de cine y disfrutar un mes entero leyendo las ediciones semanales y el archivo completo de ediciones que ya salieron. Si te gusta lo que escribo y querés apoyarme, estaré súper agradecida. La suscripción se puede cancelar en cualquier momento.
Quien escribe con regularidad para un público conoce el miedo profundo de que las cosas algún día dejen de fluir así, sin esfuerzo, como hasta ahora. ¿Cómo se va ese miedo? Con la experiencia. No la de aprender a escribir bien, sino la experiencia vivida en el cuerpo de apretar muchas veces send incluso después de creer que iba a ser imposible hacerlo. Los casi cuatro años que llevo escribiendo este newsletter no vinieron solos, trajeron consigo el destierro de ese miedo que ya me quedaba chico. Habrá cosas de que hablar, y mi trabajo no será descubrir qué palabra me convoca, sino entender de qué manera mi vida puede adaptarse a la temática que me asigné de antemano. Supongo que acá aparece el primer espejo de hoy. Existen muchas maneras de hacer las cosas, y a cada etapa le toca un instinto particular. Este año, me toca escribir con menos miedo, sin tanto drama.
Para esta edición voy a pensar en voz alta. Los entrevistadores anónimos se van, y llega en su lugar la edición gratuita de Equipo Newsletter. Como hace algunos meses, les traigo una receta de la casa, un club de cine por escrito y un poco de escritura terapéutica.
Pensando en voz alta
Cuando estaba soltera y quería dejar de estarlo —un periodo que abarcó un espacio vasto de mi historia— me molestaba escuchar la frase “uno atrae lo que es”. Yo estaba segura de que no atraía eso que me tocaba. Yo moría por enamorarme, pero sobre todo por tener la oportunidad de darle una oportunidad a alguien. En cambio, me cruzaba con puertas cerradas y barcos que se iban del puerto y me dejaban atrás. (Así lo entendía, con metáforas, porque el anhelo es siempre poético.) Yo no estaba atrayendo eso, aseguraba pataleando. Era la vida, la mala suerte, el destino o algún embrujo de alguien que no me quería lo que me obligaba a lidiar con estas situaciones.
No hay perspectiva mejor que el paso del tiempo, y hoy que ya no estoy soltera y tampoco ando pataleando, puedo reconocer que en esos años de estar rogando por la chance mínima de intentar algo, yo efectivamente era todo lo que buscaba en los demás. No sé por qué hacemos eso, la verdad. Puedo encontrar quince justificaciones en mi propia vida: que no sabía realmente lo que estaba pidiendo, que me divertía la búsqueda, que necesitaba estar suelta de anclas. Son reales pero solo cuentan si se analizan en su conjunto. Creo que tenemos responsabilidad en todo lo que nos pasa pero nada de lo que nos pasa está en nuestro control. Ese concepto, esa verdad espejada y contradictoria, hace que vivir se haga difícil. Mis decisiones, experiencias y expectativas tuvieron un rol importante en la historia de mi vida soltera, pero no creo que haya sido por mérito propio que en los últimos meses de mis 29 apareció, por fin, una persona y una oportunidad. Pensar esto sería negar su autonomía. Él es una persona de carne y hueso dueño de un conjunto de decisiones, experiencias y expectativas. Más de una vez hice el ejercicio de mirar la línea histórica de mi vida, señalar las lecciones que creo me ayudaron a estar lista para decir que sí cuando tuve la oportunidad de hacerlo. Nunca lamento haberme tomado ese tiempo, no haberlas hecho cuerpo antes. No tanto porque, como dicen, de cada lección dolorosa sale un aprendizaje, sino porque la persona de carne y hueso a la que le pude decir que sí también tiene su propia línea histórica. No podría haber llegado antes a él porque antes él no estaba donde lo encontré. Mi lamento es uno solo, y más que lamento es una mirada sabia que poso sobre mis años más inmaduros. Me gustaría no haber pataleado tanto. Me gustaría haber aceptado antes que uno siempre termina enamorándose de gente que es lo que uno es, porque amar es prestar atención, y la mente y el alma siempre le prestan atención a eso que se siente propio.
¿Querés conocer nuestra comunidad? Este mes Terapia Creativa tiene clases temáticas para que cierres el año y encares el que sigue dentro de una comunidad inclusiva y compañera. Te esperamos en nuestra clase abierta, si querés sumarte.
No solo en el amor encontré los espejos. Donde más aparecen para mí, y donde más me cuesta reconocerlos, es en el juicio, en la bronca, en la crítica. No me gusta admitir que así como fui todo eso que alguna vez busqué en los hombres, también soy todo eso que me molesta en las personas, sobre todo en algunas mujeres. Los psicólogos hablan de proyección, los espirituales en un juego energético de las almas. Como escritora, pienso en los contrastes. El contraste en la ficción aparece como caras opuestas de un mismo núcleo. Para que se dimensione la progresión de una historia, nada más fácil que mostrar el antes y después de un proceso. Para anclar en la mente del lector la convicción de que un personaje es infeliz, alcanza con relatar la forma que tenía su felicidad antes de haber sufrido un golpe al espíritu, llenando con detalles significativos el día a día de su vida, para luego cortar sin escalas a un ahora limpio de cualquier brillo, oscuro, seco. Para mostrar que un personaje es bueno sin caer en trucos facilistas (en la escritura es muy importante dar ejemplos y ahorrarse las explicaciones), es necesario pararlo frente a otro personaje antagónico y hacerlos reaccionar de formas diferentes al mismo estímulo.
La relación entre esta verdad narrativa y mis sentimientos hacia esas personas que, aunque intento evitarlo, siempre termino juzgando es simple. Para amar es necesario recordar que el otro no es un personaje utilitario que existe solo como recurso para nuestra historia, pero cuando hay furia podemos hacer concesiones. Cuando lo que veo en alguien más me molesta de una forma que no es pero se siente personal y me deja pataleando enroscada en broncas que no logro destrabar, trato de recordar que uno no solo es lo que busca sino también lo que rechaza. Y si tengo que ser sincera, yo no siento rechazo por personas completamente distintas a mí. No me sale cuestionar las acciones de alguien que elige dedicarse a la medicina, irse a viajar por el mundo o ser parte de una relación poliamorosa. No porque entienda sus motivaciones, sino todo lo contrario. Son mundos que no me incluyen ni me contienen, y en esa separación yo carezco de herramientas para opinar. No sé cómo se supone que se tiene que llevar una vida que no me convoca, y por eso mi relación con estas personas es de interés libre y curioso. Las historias que más elijo leer y conocer son aquellas que en nada se parecen a las mías, las que me permiten sentir por un momento que yo soy una persona que se dedica a medicina, o alguien que viaja por el mundo, o alguien que tiene más de un amante en su vida.
Me encanta la empatía que tiende puentes entre mundos alejados, pero los espejos me incomodan. Mi juicio siempre cae sobre las personas que comparten muchas cosas conmigo y toman decisiones opuestas, particularmente las chicas que salen con un extranjero y deciden convertir su relación en un contenido listo para el consumo y las talleristas o creadoras de contenido inspirador que eligen construir su plataforma sobre a base de generar un deseo aspiracional en los demás. Me gustaría no sentir estas cosas, dejar que vivan su vida sin que exista reacción de mi parte, pero no me sale. Me molestan estos espejos porque me recuerdan que no existe una sola forma de hacer las cosas. Me obligan a hacerme cargo de mis decisiones y reconocer que son eso, decisiones, y no cosas que me pasaron. Sobre todo, me molesta chocarme con esos espejos invertidos porque se hace clara la relación entre mi realidad y mis elecciones. Ya no puedo culpar a la suerte o al destino. Tengo que reconocer que las respuestas están ahí. Yo soy una persona con poco alcance digital porque me niego con terquedad a compartir los aspectos de mi vida más interesantes. Soy una persona que tiene que insistir para que la gente le dé una oportunidad a mis propuestas creativas porque me rehúso a enmarcarlas en un simple conjunto de pasos para conseguir cosas. Y estoy orgullosa de mis decisiones pero a veces, como dije en el mes de la honestidad, no me gusta mi realidad. A veces pienso que estoy haciendo algo mal porque hace cuatro años que trabajo de esto y sigo siendo alguien con poco alcance digital, alguien que tiene que insistir para que le den una oportunidad.
Los espejos tienen dos realidades, iguales pero invertidas. Podría entonces decir que existen los espejos buenos —amamos lo que somos— y los malos —juzgamos lo que podríamos haber sido y elegimos no ser— y nada en el medio, pero esto no es verdad. Cuando los espejos se imponen uno frente al otro, aparecen millones de versiones infinitas de una misma verdad. Hay muchas maneras de encontrar un espejo, y a mí me encanta ir a buscarlos en las historias paralelas. Siempre que estoy viviendo algo, hay alguien que quiero que está viviendo lo mismo a su manera. Mientras buscaba el amor, una amiga buscaba un hijo. Mientras esperaba una fecha en el juzgado, una amiga esperaba papeles del consulado. El espejo más grande de mi vida es mi hermano, que nació como yo un miércoles de la segunda mitad de noviembre, que tuvo que enfrentarse al peso de sus decisiones en Buenos Aires mientras yo hacía lo mismo en mi ciudad, que siempre está saturado cuando yo lo estoy aunque trabajemos de cosas distintas, y que escribió una canción pensando en él mismo sin saber que iba a darle palabras a eso que a mí me estaba pasando.
Vuelve, por tiempo limitado, El Semillero, edición Balances, un taller para que entiendas el año que se fue dejando registro de él y encares el que sigue con la palabra como faro. Estará disponible hasta marzo de 2024 y podés acceder a él en pesos argentinos!
Elijo creer, entonces, que los espejos son puntos de unión, incluso cuando generan un choque. Gracias a los espejos aprendí a distinguir qué amo y qué rechazo de mí. Gracias a los espejos supe distinguir que mi realidad es un reflejo de mis decisiones. Gracias a los espejos entiendo que no estoy sola, que soy parte de una historia abstracta más grande que no me abarca solo a mí. Vernos reflejados en otro es un ejercicio, requiere esfuerzo, pero te hace sentir menos insignificante, y creo que en eso hay algo que vale la pena.
Te pregunto, entonces: ¿Qué cosas de vos buscás en los demás? - ¿Qué espejo querrías romper? - ¿Qué historia paralela te trae compañía?
Equipo Newsletter - edición gratuita
Una de mis metas de 2024 es utilizar Substack de una manera más efectiva. No quiero generar ruido, sino dar sentido. Por eso, la sección gratuita de Equipo Newsletter se muda a este newsletter, reemplazando a los entrevistadores anónimos que tuvimos el año anterior.
Para los lectores
Elegir qué newsletters seguir es difícil, así que les traigo recomendaciones personales con publicaciones que nutrieron mi mes.
Mi newsletter en español favorito de los últimos 30 días: esta edición de Un fuego, que como siempre, está que arde.
Un newsletter que está empezando a nacer: este newsletter para mujeres migrantes que tengo la suerte de estar acompañando en una de mis mentorías.
Todas las publicaciones que forman parte de nuestro equipo (dejá tu publicación en comentarios si querés que te agreguemos al equipo!)
Para los escritores
Convocatorias abiertas:
La idea detrás de formar un equipo newsletter fue la de conectar, amplificar voces y generar comunidad. En el pasado, el taller de Terapia Creativa que coordino solía tener su competencia interna, y extraño darle ese espacio a los creativos que me leen y me acompañan. Ahora, este newsletter tiene convocatorias abiertas para que ustedes puedan ser leídos.
La próxima convocatoria tiene como temática ESPEJOS, el tema de este newsletter. Si algo de lo que aparece acá te inspiró, tenés tiempo de participar con tu texto hasta el 12/02. Leé la información completa para saber más.
Encuentros mensuales en Zoom:
Se viene otro encuentro de este equipo y quiero invitar a todos a sumarse. En enero vamos a tener nuestra cuarta reunión por Zoom y nos vamos a juntar para debatir cómo nos sentimos habitando el mundo digital y la forma en la que nos empujamos a publicar un newsletter a pesar de las dudas y la vergüenza. La cita será el 22/01 a las 15hs ARG/18hs UK. Si sos suscriptor pago podés acceder a este evento y ver las grabaciones de los anteriores.
La pregunta de este mes es ¿dónde encontrás la confianza para publicar tus palabras?
El Arte del Newsletter, un taller on demand:
Quizás tu estilo es más bien autodidacta y no querés necesariamente trabajar en equipo. Está bien! Ahora tenemos un taller on demand llamado El Arte del Newsletter, y todos sus módulos ya están disponibles.
En palabras de una persona que ya completó los tres primeros módulos:
“Compartiste conceptos muy importantes. Y siempre hay comentarios que, quizás parecerían obvios, pero a veces una necesita escucharlos para empezar a ponerlos en práctica.
Yo siento que leerte acrecientan mis ganas de escribir y me hace escribir mejor. Haciendo este taller esas ganas aumentan aún más y la confianza en lo que estoy haciendo también.”
¿Tenés alguna pregunta sobre cómo funciona este espacio? Escribinos a info@todonuestrots.com y te contamos más.
Mi objetivo primordial, hace tres años, es el de unir escritores y darles una plataforma para que puedan expresarse. Hoy les traigo una receta, una reseña y un ejercicio de escritura terapéutica. Todas nuestras palabras, para ustedes.
Diferencias que acercan
Todes disfrutamos de encontrar coincidencias. No solo lo afirmo yo o la Tana Ferro en la película Un novio para mi mujer, sino la ciencia. Nuestros cerebros buscan distinguir lo que ocurre en el mundo para garantizar la supervivencia. Constantemente encuentran patrones, más allá de la mera información que reciben. Así, de manera instintiva y automática, relacionamos lo desconocido con aquello que nos resulta familiar. Ante la falta de referencias, buscamos entender desde lo que nuestros sentidos pueden describir. Estamos naturalmente inclinados a forjar orden en el caos.
Mi vida de cocinera nómade me ha demostrado que el fenómeno se repite en distintas latitudes. Buscamos correspondencias (y diferencias) con los platos de otras gastronomías que se parecen a los propios. Así fue que en Corea me dijeron que las empanadas argentinas son mandus con otros pliegues; en Italia, que un lahmajun es una pizza turca; en Japón, que el kimbap es sushi coreano; o en Inglaterra, que el pastel de papas es un Sheperd’s pie de ternera.
La imagen que refleja el espejo mental de cada uno viene signada por la propia experiencia; resulta insignifcante intentar escaparle a la subjetividad. Cuando mi familia política compara su pastel con el mío, mi psiquis atraviesa el mismo proceso. Soy yo quien traza paralelismos y divergencias: “Es como un pastel de papas, pero sin queso. Le suman zanahoria y arvejas. El relleno es mucho menos compacto, enriquecido por una salsa espesa. Suelen usar carne de cordero”.
No habría, en este sentido, una imagen y un reflejo. No sirve pensar en términos de original y réplica. Describimos nuestros platos y nos espejamos mutuamente, sin concluir que lo otro es una adaptación de lo propio.
Descubrir que alguien más tiene potestad de esta imagen, de esta combinación de ingredientes, de esta manera de concebir y disfrutar el mundo me hace entender que el otro difiere de mí mucho más de lo que pensaba. Paradójicamente, al acreditar la distancia descubro que el otro es mucho más yo de lo que creía. Prevalecen las similitudes, como decía en el primer párrafo: estamos programados para amar las coincidencias.
Con la receta de hoy te propongo tres actividades paralelas: conocer bien el reflejo inglés del pastel de papas argentino, detectar las diferencias para no borrar lo otro y, por último, regodearnos de todo lo que compartimos.
Shepherd’s pie
Ingredientes
Puré:
· Papas, 750 gr
· Leche, ¼ de taza
· Manteca, 2 cdas
· Yema, 1 unidad
Relleno:
· Aceite neutro, c/n
· Cebolla picada,1 taza
· Zanahorias, 2 (peladas y picadas)
· Apio, 2 tallos (picados)
· Ajo, 2 dientes (picados)
· Carne picada, 750 gr (idealmente, de cordero)
· Harina 0000, 2 cdas colmadas
· Extracto de tomate, 2 cdtas
· Caldo de pollo o carne, 1 taza
· Salsa inglesa, 1 cdta (opcional)
· Arvejas, ½ taza (frescas o congeladas)
· Romero, tomillo, sal y pimienta, a gusto.
Preparación
1. Cortar las papas ya peladas arrancando trozos con el cuchillo, para que los bordes irregulares desprendan almidón al hervir. Colocarlas en una olla mediana, cubrir con agua fría y abundante sal. Tapar y cocinar a fuego alto. Cuando rompa el hervor, destapar y reducir el fuego. Cocinar hasta que las papas no ofrezcan resistencia al atravesarlas con un cuchillo.
2. Calentar la leche con la manteca en una olla pequeña o en el microondas durante unos 30 segundos. Una vez que las papas están listas, colarlas bien y devolverlas a la olla. Pisarlas con ayuda de un pisapuré y agregar la mezcla de leche y manteca. Salpimentar y probar para rectificar que esté sabroso (la papa sosa es de lo peor). Por último, añadir la yema de huevo y batir enérgicamente.
3. Conviene preparar el relleno mientras se cocinan las papas, para agilizar. Calentar unas 4 cucharadas de aceite neutro a fuego medio. Sumar la cebolla y la zanahoria y saltearlos durante 3 o 4 minutos, o hasta que comiencen a tomar color. Agregar el ajo y cocinar un minuto más.
4. Añadir la carne picada, sal, pimienta y cocinar hasta dorar. Espolvorear la harina sobre la carne y revolver para cubrirla bien. Agregar hierbas secas (romero y tomillo, si usas), extracto de tomate, caldo de pollo, salsa inglesa (opcional), sal y pimienta a gusto.
5. Cocinar a fuego lento, tapado, durante 10 o 12 minutos o hasta que la salsa espese después de hervir. Por último, agregar las arvejas.
6. Colocar el relleno en una fuente para horno de vidrio (Pyrex) o enlozada grande. Cubrir con el puré de papa y alisar con una espátula de goma, comenzando por los bordes.
7. Terminar la cocción en horno precalentado a 200 grados. Colocar la fuente sobre una placa y hornear durante 25 minutos o hasta que luzca bien dorado.
8. Antes de servir, transferir la fuente a una rejilla y dejar reposar durante 15 minutos.
Descubrirse en un reflejo: Una mujer fantástica (2017)
Los espejos o, más bien, los reflejos son un recurso que se utiliza muy seguido en el cine y la TV, casi tanto que se corre el riesgo de caer en ideas redundantes, como el típico susto cuando se cierra un botiquín y aparece alguien atrás. En otros casos, donde el ingenio le gana a la pereza creativa, los espejos nos dan una escena icónica como la de you talkin’ to me de De Niro en Taxi Driver (1976) o tomas reveladoras como esta (sin spoiler) de Profondo Rosso (1975), una de mis películas favoritas justamente por eso. También se suele recurrir a los espejos en relación a una búsqueda de identidad por parte de los personajes, como en Una mujer fantástica (2017) de Sebastián Lelio, película sobre la que les quiero hablar hoy.
Marina es una mujer trans en Chile que, de un día para el otro, pierde a su pareja, Orlando, un hombre un tanto mayor con hijos y una exmujer que no tardan en hostigar y desterrar a Marina. La muerte de Orlando y la discriminación humillante que sufre en consecuencia la dejan a Marina sola, deambulando por la ciudad. Marina camina, llora, baila, canta y se busca en sus reflejos.
Mirarse al espejo suele asociarse a la vanidad, pero yo prefiero verlo como un acto de reconocimiento y reafirmación. Nos miramos al espejo para confirmar que ahí estamos y que así nos vemos, para bien o para mal. Pero el espejo es un objeto cuya cotidianeidad nos traiciona con un interrogante profundamente existencialista: ¿quién es la persona que vemos?
Un reduccionismo del que, creo, Lelio escapa es de hacer de Una mujer fantástica una película sobre ser trans (o no ser cis), como si la búsqueda de identidad fuera una experiencia exclusiva de ser queer. El maltrato que vemos que sufre no debe ser nada nuevo para ella, pero seguro es más difícil de tolerar cuando la persona que más la amó ya no está. Marina se mira al espejo para encontrar consuelo y descubrir quién es, pero no porque sea solo una mujer trans en un mundo heteronormativo que insiste en rechazarla en la cara. Marina se busca en espejos para entender quién es después de la muerte de su pareja, para aprender a reconfigurar su presencia ante una nueva e inesperada ausencia. Porque, así como exploran la lingüística y el psicoanálisis cada una por su parte, la existencia de Orlando da significado a la existencia de Marina. Orlando define a Marina, así como ella lo definió a él. Por eso, perderlo a él también es perder parte de su identidad. ¿Quién es Marina ahora que Orlando ya no está? ¿A quién le cuenta sobre su día? ¿Dónde encaja? ¿A dónde va? ¿Cómo ama? ¿De qué se ríe? ¿De qué habla? ¿Qué piensa? ¿Cómo sigue viviendo sin amor?
Aunque Marina se observa, la respuesta a su pregunta no está en un espejo, porque los reflejos no son más que imágenes condicionadas o distorsionadas por nuestra perspectiva, que a su vez está condicionada por otro montón de subjetividades que cada quien conocerá. Sé que no siempre resulta fácil mirarse al espejo, por eso me parece importante recordar que, aunque no sepamos bien qué, somos más que lo que vemos.
En la nueva incorporación de este espacio,
nos trae un poquito de escritura terapéutica para que no nos quedemos solo en el saber y pasemos al hacer a través de las palabras.Cómo miran nuestros ojos
Solemos acercarnos a los espejos con el peso en los hombros de que, estamos seguros, nos mostrarán todo lo que no nos gusta de nosotros mismos. Probándonos ropa en un local de esos de cadenas enormes, en el baño nada más nos levantamos con las ojeras de recién despiertos, da igual el lugar o la situación, nunca nos parece una buena ocasión para enfrentarnos a lo que nos devuelve el rebote porque será motivo suficiente de angustias y sentimientos intrusivos. ¿No será que nosotros somos los que ya estamos predispuestos a poner el ojo así? ¿Y si pudiéramos acercarnos a los espejos apreciándolos por lo que son, un objeto que espeja, que da vuelta, que muestra? Gracias a este artefacto podemos, por ejemplo, conocer cómo miran nuestros ojos. Hace poquito, en este espacio, hablamos de la honestidad, así que hoy, uniendo los dos temas, te propongo hacerte un café y escribir a mano:
¿Qué descubrís mirándote al espejo que no ves a simple vista?
¿Qué expresan las facciones de tu cara?
¿Qué tono tienen tus ojos?
¿Qué valores se pueden destilar de la ropa y los accesorios que usás?
¿Qué esconde tu imagen espejada?
La consigna de hoy es limitante: escribe solamente esas cosas que ves y te gustan de vos.
Los espejos, en pedacitos:
Algo que me tocó vivir: estoy cuidando a la gatita de mis amigos, y descubro que no somos tan distintas. A las dos nos cuesta dormir cuando no movemos nuestro cuerpo, a las dos nos duele la panza cuando comemos algo pesado, las dos nos sentimos solas cuando nadie nos mira.
Algo que disfruté leer: La hija única de Guadalupe Nettel. Me atrevo a decir que es uno de los libros más lindos y reales que leí alguna vez. Es la historia espejada de sus dos mujeres protagonistas, pero también de un niño con un pajarito, una niñera con una madre y una madre con su propia hija.
Algo que disfruté ver: The Talented Mr Ripley, que es un reflejo más nítido de la nueva y glossy Saltburn.
Algo que disfruté escuchar: la misma canción de mi hermano que me acompañó todo el año pasado, ahora en su versión final y pública para todos en Spotify. Sus letras espejadas (si no sé lo que soy, si no soy lo que sé) son también espejo de los procesos que a mí me tocó vivir, de mi propio dolor de crecer.
Algo que te quiero compartir:
La nueva versión de mi diario de los lunes, ahora escrito de puño y letra.
Nuestro nuevo podcast, donde debatimos libros que nos encantó leer.
Algo para que sean parte de nuestra comunidad: en febrero vamos a explorar los espejos a través de la escritura. Van a recibir una mini clase para usar los espejos como recurso narrativo y van a recibir cuatro consignas para trabajar la temática a través de un ensayo, un texto hilado, un relato de ficción y una propuesta de conexión con tu diario. En el club de lectura, nos juntaremos a debatir Mañana, y mañana, y mañana, de Gabrielle Zevin. Si quieren sumarse, pueden investigar cómo funciona Patreon y encontrar las propuestas del mes en este link.
Algo para que lleven la escritura al próximo nivel: la temática de este newsletter también se tocará en nuestros talleres de Terapia Creativa para Escritores. Cuatro clases de una hora (a veces más, a veces menos), la oportunidad de trabajar de forma individual y en parejas y debates abiertos sobre la temática mensual. Encontrás más info en nuestra página y te sumás al espacio contestando este mail.
Este mes en Terapia Creativa el tema que nos atraviesa es honestidad. En las últimas clases, una idea salió a flote: la honestidad no es necesariamente la verdad. Los espejos vienen a reforzar esto. Alcanza con recordar su funcionamiento para saber que no existe una verdad absoluta. Lo que yo veo nunca va a ser lo que ve el otro. Hay una cara mía que solo existe para mí, y una que existe para todos los demás. Me acuerdo cuando jugaba con un grabador con mis amigas de la primaria. Escuchar nuestras voces reales nos hacía sentir una mezcla de sorpresa, fascinación y rechazo. ¿Sueno así? ¿Realmente sueno así? Desde entonces siempre me pregunto qué voz escuchan las personas en su interior. ¿Cómo suena mi madre para ella misma? ¿Cómo le muestro a los otros esa voz mía que solo conozco yo? Lo mismo pasa con esa imagen que nos devuelve el espejo. Solo yo me sé ver así. Puedo sacarme una foto, parar a alguien a mi lado e indicarle que mire a mi imagen, pero es en vano. Solo mis ojos se pueden posar directamente con su par en el reflejo. Solo yo ocupo ese lugar, y veo lo que desde ahí se puede ver.
El mes pasado una de mis preguntas era ¿cuánto te pesa no saber qué hacer? La respuesta generalizada de mis alumnas fue mucho. Todas coincidimos en que intentamos alivianar ese peso con certezas, inyectándole respuestas a la incertidumbre. El problema es que esas respuestas, como la imagen del espejo, son ilusiones. No existe una manera de saber qué hacer, no existe una forma de hacer bien las cosas. Este año quiero recibir una intención espejada. Quiero alivianar el peso haciéndolo liviano, no cargándolo con imposiciones o buscando soluciones. Quiero que deje de ser peso para pasar a ser aire: algo que está, independientemente de nuestra voluntad.
Hace un tiempo la noción de que no existe una verdad absoluta me habría paralizado. Ahora, la siento como un respiro.
Si querés trabajar conmigo para cerrar el 2023 y encarar el 2024, conocé mi espacio Propósitos Pacientes.
Si tenés algo que decirme, ¿me escribís a txt.juana@gmail.com? Sería un honor leerte.
Si querés sumarte a la comunidad que tenemos en Substack y hacerte parte del equipo newsletter, sos bienvenido. Si no, nos veremos de vuelta en tan solo un mes.
Gracias por llegar hasta acá,
Juani
A continuación, te dejo algunos links útiles, que antes solías encontrar a lo largo del newsletter.
No es necesario tener mucho tiempo o energía para cultivar tu amor por la escritura. Si te acercás a nuestro Patreon vas a encontrar diferentes opciones para seguir creciendo en este campo. Este mes, vamos a seguir explorando la temática del newsletter. Si te interesó leerme hablando sobre el tema, imaginate qué interesante va a ser escribir.
Todas Nuestras Palabras tiene varias secciones que llegan a vos con diferente frecuencia. Para entender un poco más, pasá por nuestra página de presentación.
Si querés convertirte en parte de esta familia de desconocidos que ahora comparten una vida, sumate a nuestros talleres. Tenemos clases grupales, individuales y talleres asincrónicos. Conocé las distintas opciones.
Conocé nuestra casa vieja y leé los newsletters del 2020.
Este espacio funciona a base de amor por la propuesta, libros que leo para crecer todos los días un poco más y Coca Cola que me acompaña cuando tengo sueño. Si quieren ayudarme a solventar esos libritos y coquitas, pueden hacerlo desde cualquier parte del mundo o desde Argentina.
Tenía días sintiendo que debería alejarme de Substack y encontrar otro camino, porque se ha sentido pesado para mí lograr lo que quiero. Y de pronto encuentro el tuyo y me hace sentir tanta inspiración, solo gracias. Amo tu honestidad y tu forma de escribir.
Tenía días sintiendo que debería alejarme de Substack y encontrar otro camino, porque se ha sentido pesado para mí lograr lo que quiero. Y de pronto encuentro el tuyo y me hace sentir tanta inspiración, solo gracias. Amo tu honestidad y tu forma de escribir.